La concesión de las Medallas de Andalucía con motivo del 28-F no suele despertar gran contestación y provocar encendidos debates en las redes sociales. Este año ha sido la excepción. La inclusión de uno de los nombres se ha cuestionado y se ha llegado incluso a señalar que responde al pago de favores políticos en el conflicto que divide al PSOE. Politizar el reconocimiento a andaluces de excelencia es un pésimo camino.
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