CON mi más sincero dolor por esas mujeres que se han sentido agredidas por su psiquiatra, con mi total comprensión a sus cuitas y el deseo de que todo se esclarezca inmediatamente no puedo menos que mostrar mi estupefacción por el tratamiento público que se le está dando a la noticia. Y no me refiero, que también, a lo que está vertiéndose desde las redes sociales, esas cloacas, sino a lo que anda noticiándose en medios que no están dando muestras de un mínimo de mesura y sí de una cantidad sideral de irresponsabilidad. No quiero que esto se confunda con el apoyo incondicional a un amigo, desde luego que no. Quiero con esta opinión abogar por una observancia tan lógica en un Estado de derecho como es esperar a que haya un pronunciamiento judicial para mandarlo a hipotética hoguera pública. Sólo entonces, cuestión de esperar a ver qué.