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como en botica

josé / rodríguez De La Borbolla

Merry Gordon, Piketty y las guerras

EL paro no tiene solución, porque ya no hay guerras. La sociedad es como las dehesas, que hay que desconejarlas de vez en cuando" (teniente general Merry Gordon, 1978). No se extrañen. Algunos generales franquistas tenían su propia teoría económica: la solución para el desempleo es una guerra de vez en cuando.

Fue en el otoño de 1978. Se iba a aprobar la Constitución, pero todavía pervivían las autoridades procedentes del franquismo. Yo era un jovenzuelo de 32 años, era secretario general de los socialistas de Andalucía, y teníamos que ir conquistando parcelas de democracia y rango de interlocutores.

Se me ocurrió organizar una gira personal por las ocho capitales de Andalucía, acompañado por Paco Mir, para ser recibidos por las autoridades locales -alcalde, presidente de la Diputación, gobernador civil, gobernador militar o capitán general, y obispo o arzobispo de cada ciudad- en nuestra condición de representantes de la primera fuerza política de Andalucía. Todos nos recibieron, uno detrás de otro. Con más o menos ganas, con más o menos educación, pero todos nos recibieron.

Algunos mostraban su extrañeza por el encuentro. Y, entonces, había que decirles que las cosas estaban cambiando, y que el PSOE era ya el primer partido de Andalucía. Que aquí estábamos y que íbamos a seguir estando. Todo amable y educado, pero era una manera de decirles que su tiempo había pasado.

Don Pedro Merry Gordon nos recibió, de pie, en la puerta de su despacho. Ni nos invitó a pasar ni nos invitó a sentarnos. Allí estuvimos, de pie, en el hueco de la puerta, forzando la conversación, durante casi media hora.

Tras mostrar su extrañeza por el hecho de que yo, apellidándome como me apellido, me hubiera convertido en un "rojo", esbozó su teoría de las guerras, el desconeje y el paro. Yo le contesté, sonriendo, que había otros remedios, contrastados en países democráticos. Y ahí quedó la cosa.

Me he acordado de esto porque estoy leyendo a Piketty. Thomas Piketty, en su último libro (Le capital au XXIe siècle, Seuil, París, 2013) nos desmenuza, con profundidad y rigor, el proceso de incremento de las desigualdades en las sociedades avanzadas desde los años 70 hasta ahora.

Y llega a decir que "las guerras del siglo XX hicieron tabla rasa del pasado e impulsaron la reducción de la tasa de ganancia del capital y de las desigualdades sociales". Ahora bien, en tiempos de tranquilidad, sin enemigos exteriores, el capital ha reforzado su agresividad y ha desequilibrado las sociedades.

Por eso, es necesario reforzar las ideas sociales e impulsar políticas de redistribución. Piketty propone líneas de actuación, que están interesando a muchos (En los Estados Unidos ya se han vendido 100.000 ejemplares de su libro traducido). Y dice una cosa muy importante: la economía no es una ciencia exacta.

Él prefiere hablar de "Economía Política", porque "así se resalta el aspecto normativo, político y moral" de la economía. En resumen: la igualdad, la justicia, el crecimiento y el empleo no se logran con guerras ni con fórmulas matemáticas. Son cuestiones que hacen referencia a la Política Económica. Es decir, a la Política, a la vocación de servir a vivir a los demás.

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