TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Miljan, Fraga

LA ilustración a la muerte de Fraga ha puesto a prueba los archivos de las cadenas. Se han rescatado curiosas imágenes, personajes, estilos y modas en la sucesión de obituarios sobre aquel ministro de Información cuando España intentaba salir de las oscuridades para que entraran los turistas, las divisas y el desarrollo. La televisión fue una herramienta de la aceleración de los 60 para que este país en blanco y negro se deshiciera de las alpargatas y comenzara a mirar al mundo. Gracias al ministro gallego se creó la Segunda Cadena y él se encargó de trajinar con Alemania para que ganarámos con el La, la, la. Con el nombramiento de Suárez como presidente, aquel joven arquitecto fajado en los despachos de Prado del Reír, Fraga protestó porque su generación política había sido obviada. El fundador de El País tuvo tiempo de resarcirse sobre su misión y destino. Con buen talante don Manuel bailó en dos ocasiones el pasodoble de La Trinca (Ele, Manolo), en No pa- ssa res y en Tariro tariro, cuando los políticos no bailaban. Como mucho tocaban el piano, como Serra. Fraga se marchó después para Galicia y los de La Trinca para trincar con No te rías que es peor y, al siglo siguiente, con OT.

Hace unos días, en aquello que un día llamamos Yugoslavia, aquel contrapeso nuestro en el mapa europeo de los bloques (Tito y Franco... tan parecidos, tan diferentes), también ha fallecido, un tanto en el olvido, el entrenador del ceño fruncido: Miljan Miljanic. Uno de esos sesudos del balón que no daban ruedas de prensa estelares como las de ahora, sino que era cazado por los Telediarios y el Estudio Estadio a pie de césped. Miljanic, el entrenador que nos privó de ir al Mundial de Alemania con un puñado de triquiñuelas, regeneró y rejuveneció el Real Madrid poco antes de fallecer el generalísimo Bernabeú. A Miljanic no le hizo falta bañarse en Palomares. Con ganar a Cruyff tuvo suficiente.

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