Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Motas

SERGIO Cabrera resolvió con pericia las limitaciones presupuestarias de Adolfo Suárez, el presidente. Se pasaron de tacaños en la escena de la encerrona, cuando unos energúmenos increpan al acorralado político en las postrimerías de su mandato, pero no hicieron falta grandes escenas de masas, ni mucha ambientación monumental para trazar a grandes rasgos la ingratitud nacional hacia los esfuerzos de este ingeniero. El personaje real pecó de ambición, aunque en menor medida frente a los envidiosos vampiros que lo rodeaban. Antena 3, con el creíble trabajo de Ginés García Millán y un certero casting, ha cumplido en parte con el agradecimiento impagado hacia Suárez, aunque de nuevo GH le birló muchos espectadores. Telecinco estruja la casa y ahora ha estabulado a grandes bronquistas de su historia para ver de qué manera se reconcilian o, peor aún, dan carnaza suficiente a todos sus programas.

La correcta factura de Suárez... sigue ensanchando la brecha narrativa de futuras miniseries, con todas las que están al caer: la Reina, los Príncipes, la Duquesa de Alba, la Nietísima... ¿Y la baronesa Thyssen y sus retoños, qué? Es uno de los cromos, menudo cromo, que nos falta en la colección de estampas reconstruidas. La Tita deja en pañales a La Cenicienta.

Hoy es viernes, y toca de nuevo José Mota, en La 1. Uff. Cuando vimos su acertado especial de Nochevieja no nos podíamos imaginar que esos sketches y personajes los iba a ametrallar cada semana. Tantos minutos, sin publicidad además, de exclamaciones manchegas y redundancias del humorista, condenan a La hora de José Mota a un hora muy previsible y cansina. A su favor, pongamos el retrato y masaje efectuado al propio Mota en Volver con... Reflejaba a un buen tipo. Veremos cómo interpreta su reconciliación con Juan Muñoz en el próximo Pánico en el plató.

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