Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

Pasa la vida

Juan Luis Pavón

Muchas otras manifestaciones necesita Sevilla

OJALÁ sirva la movilización verdiblanca para que el Estado de Derecho se reinstaure en Heliópolis y en el beticismo vuelva a primar la simpatía. Manque gane. Sería muy frustrante que se ahogara en la galbana veraniega este 15-J de Libertad sin ira y ausencia de referéndum para el voto de los socios béticos. Pero la saludable y potente manifestación de ayer (con su inevitable cuota de frívolos, noveleros y oportunistas) obliga a convertirse en portavoz de los muchos sevillanos que se llevan las manos a la cabeza por hacer balance de la participación ciudadana y constatar que, si hacemos excepción de los crímenes terroristas, los únicos asuntos locales que ponen en pie una concentración de decenas de miles de personas son los triunfos y los hundimientos de Sevilla y Betis.

La tardía cruzada contra Lopera (servidor ya decía lo mismo el siglo pasado de semejante personaje) recordó ayer a la manifestación de sevillistas que en agosto de 1995 tomaron las calles para que la Federación no ejecutara el descenso administrativo del Sevilla a Segunda B, y de paso poner a caldo a Cuervas. Desde entonces hasta ahora, ha habido y hay motivos para vivir otras marchas verdes, blancas o incoloras. El desastre ecológico de Boliden, los retrasos del Metro y su desmarque del casco antiguo, el tremendo índice de fracaso escolar, la sangrante destrucción de empleo, el timo de la deuda histórica, los colapsos del tráfico urbano y metropolitano, la burla del plan de aparcamientos, la atroz marginación de los habitantes de las barriadas... A estas opciones que espigo a vuelapluma seguro que ustedes pueden añadir algunas más que también son de interés general para ciudadanos que son béticos o sevillistas de vocación, pero no viven de eso por mucho que sueñen ser el delantero centro que golea en el derbi.

Sevilla, a principios del siglo XX, estaba en el club de las diez provincias con más renta per capita. Un siglo después, estamos en la Segunda B de las más pobres que no llegan ni a alcanzar el cuadragésimo puesto. La única manifestación cuya fuerza ha emanado de la conciencia de esa calamidad fue la del 4 de diciembre de 1977, cuando la Avenida y la Plaza Nueva fueron una marea blanca y verde exigiendo que Andalucía saliera del pozo y fuera de Primera. Ahora el objetivo máximo es el pim pam pum contra Lopera. Qué poca marcha tenemos, mientras se erigen en sociedad civil Blas Ballesteros y Poli Rincón... Uff.

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