Como de puntillas, pero convertido en el mejor regalo de Reyes para media Sevilla. Así es como hemos llegado a la víspera del partido de los partidos en el fútbol según Sevilla. Derbi atípico en el que debutará un entrenador ante su nueva afición para que en el otro banquillo no se halle el técnico titular por culpa de la arbitrariedad de un árbitro desacertado. Dos detalles que convierten en insólito este derbi tan demorado en el calendario.

El parón navideño junto a la cita copera del Sevilla antier noche junto a la Bahía han dejado apenas sin vísperas este derbi. La llegada de Montella y el retorno de Rubén Castro habrían dado un jugoso juego en la sobredosis informativa del avant match más prolífico. Aunque viendo alguna perla incalificable vomitada en una antena también de complicidad difícil de calificar, mejor que estas vísperas de derbi hayan discurrido como con sordina y a cencerros tapados.

Nunca comprendí cómo las vísperas de derbi destapaban lo más abyecto de ciertos personajes, pues de lo que se trata es de la fiesta cumbre del fútbol de nuestra ciudad, tan rico en pasiones. La especulación sobre cómo llega cada uno nunca debería ser ensuciada por la mala educación y lo peor de todo es que ni siquiera el talante que debe acompañar las fechas que vivimos ha podido servir de escudo. Conque, hablemos de fútbol, algo que es posible hacer desde el buen rollo.

Montella y Rubén serían los protagonistas de este choque si no fuese por el papel que ha recobrado N'Zonzi. El debut del napolitano y la posible vuelta a escena del canario se ven oscurecidas por la presencia del gigante galo-congoleño en el equipo. Aquello que parecía tsunami insuperable ha derivado a tormenta en vaso de agua gracias a que quien visita Nervión no es el Celta o el Espanyol, sino el Betis. Pero lo cierto es que la atracción mayor es él, Steven N'Zonzi.