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La crónica económica

Alberto / Laborda

¿Negocio bancario sin intereses?

SÍ, como suena, se trata de la banca islámica y viene pegando con fuerza. Según el Corán y la tradición islámica, una operación financiera en la que se cobran intereses es usura. Y la usura es una actividad no permitida en la religión musulmana. El trasfondo cultural y económico estriba en la concepción del dinero; esto es, si se entiende como un instrumento de intercambio o como un bien en sí mismo. Hace mucho tiempo que el dinero se concibe como un bien que se compra (depósitos) y se vende (préstamos), además de como un instrumento de intercambio.

Para el Islam, la primera acepción no existe; el dinero es un instrumento de intercambio nada más y negociar con él, una actividad ilícita, equiparable al juego. De ahí que en las últimas tres décadas hayan surgido entidades financieras que adaptan sus productos y servicios a los preceptos islámicos. Y no sólo hablamos de bancos de Oriente Medio y Asia; conocidas instituciones occidentales como Barclays, Lloyds, Citibank, HSBC, UBS, Royal Bank of Scotland o Deutsche Bank también ofrecen servicios financieros según el modelo islámico. En unos 700.000 millones de dólares se estiman los activos que gestiona la banca islámica.

¿Cómo se pueden dar préstamos o captar depósitos sin cobrar o pagar intereses? Pues aplicando la inteligencia. Claro que esto no significa que para el cliente los servicios financieros sean gratuitos. Puede que sean, incluso, más costosos que los de la banca convencional. Cuando un cliente necesita adquirir un bien, el banco lo compra para él y se lo arrienda por un tiempo determinado o se lo vende sobre una base diferida. El banco obtiene un beneficio por su gestión, pero no ha cobrado intereses de forma explícita en ningún momento.

El cliente y el banco comparten el riesgo y dividen el beneficio de una operación. Con ello, se consigue que la riqueza se genere gracias a la inversión en comercio y activos legítimos, en ningún caso negociando con el dinero. Una figura muy interesante es el préstamo basado en la buena voluntad, donde el deudor sólo se ve obligado a devolver la cantidad pedida. Ahora bien, el deudor puede voluntariamente, y sin ningún tipo de compromiso, pagar una cantidad extra como un obsequio al acreedor.

Existen muchos otros productos en banca islámica a los que no se les aplica ningún tipo de interés.Entre ellos, los sukub o bonos islámicos. Se trata de un negocio que mueve 50.000 millones de dólares, con un crecimiento estimado del 45% anual desde 2001. Remuneran a sus compradores emitiéndose al descuento, de modo que al vencimiento se obtiene una suma de capital acumulado, fijada de antemano. Otra variante es la compra de una parte del capital de una compañía, aunque indivisa y no negociable -al contrario que las acciones-. Estas participaciones dan derecho a unos retornos aportados por esa empresa.

Si tenemos presente que la población española que profesa la religión musulmana se estima en unas 800.000 personas, 250.000 en Andalucía, podemos imaginar el enorme potencial económico ante el que nos encontramos. Según el Banco Islámico de Gran Bretaña, este negocio puede captar en España a unos dos millones de clientes y todo sin pagar ni cobrar intereses.

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