EN la cocina de mi casa tengo tres recortes de prensa. El primero es una frase del alcalde de mi ciudad que dice lo siguiente: "Fray Leopoldo atrae más visitantes a Granada que el Parque de las Ciencias". Me sirve para reflexionar sobre Ilustración y la Contrarreforma. El segundo es una díptico de los testigos de Jehová. Los domingos suelo recitar en voz alta su sintético mensaje: "Pronto acabará el sufrimiento". Y a continuación retiro del fuego la paella. El tercer recorte es nuevo. Es la portada de la salida de la cárcel de Montes Neiro. En la foto el tipo alza los brazos, como si señalara el orbe, y proclama: "¡Esto es el cielo!". Es el que ahora atrae más mi atención pero con efectos contrarios. Si repito la frase del ex recluso bajo la inspiración desenvuelta de Mafalda me produce una risa irónica, a veces convulsa. Pero si lo declamó después de un telediario donde el locutor ha repasado la reforma laboral y las expectativas que nos esperan a corto plazo el sarcasmo me deforma la línea la boca. El otro día ma acordé de un colega de Neiro, un tal Eduardo Tagua que en 2006, tras 49 años de cárcel, montó una huelga en la misma prisión, sólo que en el exterior. Tagua quería volver a su celda porque, dijo, en la "calle hay mucho malnacido". Es decir, temía la venganza del "cielo" de Neiro. Yo estoy muy confuso. A veces soy de Neiro, otras de Tagua.