Nostalgias de la Expo 92

En Sevilla, el presente siempre es lo peor que hemos conocido. Y en el futuro ni siquiera se piensa

Una característica esencial del pensamiento sevillano es: cualquier tiempo pasado fue mejor. A veces es verdad y a veces no. Pero sirve para todo. En Sevilla, el presente siempre es lo peor que hemos conocido. Y en el futuro ni siquiera se piensa. ¿A qué se debe? Quizás a que en el pasado fuimos jóvenes, o ni siquiera habíamos nacido, y estaba todo por vivir. Mientras que el presente, ¡ay!, ya no es lo que era y nos queda menos. Y en el futuro puede que no quede nada, ¡ojú! Así convertimos la nostalgia personal en universal, con el consiguiente pesimismo. Todo está muy mal y se debe a la decadencia de los tiempos.

Esto siempre se ha dicho, no es nuevo. Se ha apreciado, por ejemplo, en la Madrugada, en la que se viene repitiendo lo mismo desde el siglo pasado. La mala educación, los gamberros, los borrachos, en fin… ¿Recordáis aquella Gavidia, aquellos niñatos gritando y molestando con la música de rock a tope? Pues lo de ahora es peor porque hay sillitas de chinos y más psicosis. Cada año será peor, ya lo verán.

En la Expo 92 ha ocurrido lo mismo. Han transcurrido 25 años, por lo que pasa a ser una maravilla. Felipe González insinuó algo con sorna. Este Felipe era entonces el del GAL y poco después fue el de Filesa. Hoy, para los mismos, es un estadista ejemplar. Ha envejecido bien. Tanto él como Alejandro Rojas-Marcos, que era el alcalde, tienen motivos para hartarse de reír. Algunos que ahora elogian la Expo y dicen que el ambiente tecnológico de la Cartuja es gloria bendita, fueron los más críticos. Y vas a la exposición del Pabellón de la Navegación (que entonces era un mamotreto es-pan-to-so) y dicen: "¡Uy, qué bonito el telecabinas! Fue una lástima que se perdiera". Cuando se quitó por horrible.

A la Expo 92 le faltó literatura. No tuvo su Núñez de Herrera o su Chaves Nogales. Sin embargo, hasta Curro es más simpático ahora, simplemente porque ya se jubiló. El Teatro de la Maestranza, criticado por frío y feo, es hoy un clásico. Como el AVE o la estación de Santa Justa. En aquel tiempo se decía que sobraban hoteles y que más de la mitad cerrarían después del 92. Hoy se lamenta que es una pena que no construyeran más. ¿Y Ciudad Expo? En el 93 ya se publicó que todo era un fiasco y que no sirvió para nada. Se recordaba que en la Exposición del 29 reutilizaron mejor.

Siempre pasa lo mismo. Pero no preocuparse, que cuando celebren los 50 años, en 2042, todavía será mucho más bonita.

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