OTRA transgresión que más parece agresión como puñalada trapera a una tradición atávica a la que andan alanceando desde los flancos más insospechados. Un torero que se anuncia con un nombre torerísimo va a llevar publicidad en el capote. Al carajo lo de parar el tiempo a la verónica mediante unas muñecas rotas de puro sentimiento para que el toreo fluya como la sangre, directamente desde el corazón. Se llama Joselito como José y Ortega como el gran Domingo o el fantástico Rafael, Joselito Ortega en los carteles, pero con el capote mancillado por un reclamo publicitario. Se hace hincapié en que dicho anuncio tiene connotaciones con el mundo gay, pero eso es lo de menos en un tiempo en que dicha tendencia se ha convertido en lobby poderosísimo y que crujan los huesos de los que mecieron el capote a la verónica estupefactos ante un anuncio bajo la esclavina de Joselito Ortega.