SEVILLA es uno de los principales destinos de los congresos médicos de ámbito nacional, que tienden a concentrarse en meses como el de octubre por buscar la temperatura más adecuada para disfrutar de la ciudad. Si a esos eventos les unimos las jornadas de investigación y especialización de alto nivel que generan los hospitales públicos y privados, las fundaciones y los farmacéuticos, la suma comporta en jornadas como las de jueves, viernes y sábado de esta semana una simultaneidad de actividades en Sevilla tal que un festival o una Semana Santa. Y algunas con más de mil participantes en la concelebración. Sin duda, estar de esa guisa en Sevilla tres o cuatro días es bueno para la salud. Mens sana de ponencias in córpore sano de paseo y tapeo. Y los taxistas mejoran de sus achaques con esta clientela que revitaliza la recaudación. Lo que perjudica las taquicardias es vivir a diario en función de las retenciones del Puente del Quinto Centenario, de la doble fila y de las vallas reduciendo carriles en obras más lentas que el caballo del malo.

De todos los debates médicos, subrayo la propuesta de que en las farmacias se haga el seguimiento de cómo se medican los pacientes. Tienen que dejar de ser despersonalizadas dispensadoras de cajas y marcas, como un supermercado en el que el ciudadano se autoabastece sin preguntar a partir de los lugares comunes que tiene en su magín, y volver a ser el centro de salud de primera proximidad para el vecindario. Pero no estamos en la España del boticario de Crónicas de un pueblo, sino en una época donde cabe exigir que cada farmacia esté ligada a la telemedicina y a la consulta inmediata por internet del historial sanitario de cada individuo.

Este es un tema tabú en el sistema de salud. La hegemonía de los ancianos en la pirámide social obligará por bemoles a un acuerdo entre médicos y farmacéuticos, ahora enconados a través del cúmulo de asociaciones generales y sectoriales que les representan. No aguarden a que el problema nos desborde.