La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Ojalá nunca decida la ira del pueblo

Miedo físico, insuperable, como de pesadilla sin despertar, es lo que produce la ira popular, ese deseo justiciero que se ha enseñoreado de nuestra sociedad y que ha mostrado su cara más agresiva con ocasión de la sentencia al cuñado del Rey. Miedo da que puedan los jueces algún día dejarse influenciar por esa corriente que parece encaminada a rescatar los efectos de la guillotina. Que Urdangarín no vaya inmediatamente a la cárcel ha levantado un clamor que muestra claramente que el personal no se ha leído la sentencia. A poco que la hubiesen repasado se darían cuenta de que el talego sigue pendiendo sobre el cuello del ex balonmanista hasta que hable el Supremo. También les choca que vivan en Suiza, como deseando que lo hiciesen aquí para linchar a él, y a sus hijos en el colegio, un poquito cada día. Ojalá esta ira nunca influya en los ropones.

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