Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Olla a presión

EL alcalde Sevilla insiste en reclamar un estatuto de capitalidad. Dinero, para explicarlo en lenguaje llano. Piensa que ser capital de Andalucía supone inconvenientes y genera gastos que deberían ser compensados por las arcas regionales. No se le puede negar coherencia. Ahora que es presidente regional del PP podría olvidarse de su reivindicación, como de facto hizo Monteseirín.

El anterior alcalde se lanzó al ruedo en el Club Siglo XXI de Madrid, ante el presidente Chaves, en un discurso con el listón en récord: reclamó la Carta de Capitalidad, la fusión de las cajas sevillanas, la sede de la caja única y advirtió en la Villa y Corte que no renunciaba a la sede olímpica. De todo aquello sólo salió la fusión de las dos entidades financieras que han acabado en manos de La Caixa. De lo demás no hubo nada.

Y en esto, llega Zoido y repite que a Sevilla le cuesta el dinero la capitalidad y eso hay que resolverlo. Estamos hablando de un asunto sensible. En Sevilla y en Málaga, también en Granada, se escriben barbaridades en las redes sociales desde la comodidad del anonimato. Como en tantas otras cosas, sería deseable que la idea se debatiese en el Parlamento andaluz. Hasta ahora el PSOE ha evitado esa discusión pública. En su día reprochó a Monteseirín que sacara la reclamación ante el presidente de la Junta sin advertirle previamente. Y eso fue todo.

Es verdad que Sevilla es un manifestódromo, lo que exige más gasto en Policía Local. Y la aglomeración urbana, aumentada por la presencia de funcionarios, sedes profesionales y empresariales, o población flotante necesitada de gestionar asuntos en la capital administrativa, dificulta su tráfico, contamina su atmósfera, complica la vida de los sevillanos. Pero los beneficios de la capitalidad son también evidentes; toda la población extra tiene una renta disponible que produce actividad económica y comercial, e ingresos de impuestos. Desde que se planeó la autonomía, hace más de 30 años, no se ha hecho un estudio sobre coste y beneficio de la capital. Y quizá es la hora de encargarlo.

En este tiempo en Sevilla se ha recuperado patrimonio, consolidado empleo público, aumentado servicios, concentrado congresos y eventos deportivos o políticos, como cumbres europeas o de la OTAN… En definitiva se ha construido una centralidad política, económica, mediática. Fuera de Sevilla esto se considera extraordinario, pero dentro se piensa que no compensa. Urge un debate sosegado en el Parlamento, no a pedradas en las redes sociales.

Por otro lado, la insistencia de Zoido invita a pensar que no será candidato a la Presidencia de la Junta. Resulta gracioso: el jefe de los socialistas andaluces soñando con la Presidencia del Gobierno de la nación y el jefe de los populares concentrado en la Alcaldía de Sevilla. San Telmo, hermoso palacio barroco, es una olla a presión en la que nadie quiere verse atrapado.

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