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La ciudad y los días

Carlos Colón

Optimismo iluso y contemplativo

ESPAÑA acumula ya el 60% de los parados de toda la Eurozona. La Comisión Europea, desmintiendo al Gobierno español, afirma que la economía española ha sufrido una recaída entre julio y septiembre. Desde el estallido de la crisis -que Zapatero primero negó y después llamó por otro nombre, hasta que la realidad le obligó a admitirla y por ello a afrontarla tarde y mal- la tasa del desempleo español ha aumentado un 10,3% frente al 2,9% medio de la Unión Europea. España presenta los peores números del mundo desarrollado: según el FMI y la OIT, la crisis se ha llevado por delante 2,7 millones de empleos. Ningún país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha perdido tanto en los dos últimos años. Más del 44% de los licenciados españoles trabajan en puestos inferiores a su cualificación. El 49% de la población española no cuenta con más formación que la básica u obligatoria, 20 puntos por encima del promedio de la OCDE y la UE. 700.000 jóvenes españoles de entre 16 y 25 años ni estudian ni trabajan, superándonos sólo Turquía entre los miembros de la OCDE. Los datos del fracaso escolar en España son demoledores: uno de cada tres jóvenes no acaba la enseñanza secundaria; Andalucía, con un 40%, ocupa el último lugar en España.

La realidad debe ser de derechas. Por eso el presidente del Gobierno, que dice ser de izquierdas, la ignora. Y aunque en la cumbre internacional de Oslo ha reconocido el "gravísimo" problema del paro que sufre España, ha afirmado que su país "no va a caer" en el pesimismo y la resignación. Añadiendo que "la peor crisis es la del pesimismo, la de la desconfianza y la de la resignación". No sé por qué me recordó un viejo chiste. En un colegio de niñas ricas se pide una redacción sobre la pobreza, y una de las crías escribió: "Era una familia muy pobre. El papá era pobre. La mamá era pobre. Los hijos eran pobres. El ama de llaves era pobre. El chófer era pobre. El mayordomo era pobre. La cocinera era pobre. Las criadas eran pobres. El jardinero era pobre…". La pobrecita mía no podía imaginarse una vida que no fuera la suya.

Como la niña del chiste, Zapatero parece incapaz de imaginarse una vida o una situación que no sean las suyas. Los buenos políticos no comparten, como es lógico, las privaciones de la población. Pero las comprenden y las afrontan con acciones concretas, analizando con realismo hasta descarnado la realidad, comunicando con valor la situación a la ciudadanía y generando a través de sus acciones de gobierno un optimismo realista y activo; no, como es el caso de Zapatero, iluso y contemplativo.

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