Otero de Sanabria

España está vacía, pero sobre todo de contenido, a la vista está, y en la parte que está llena rebosan las mentes obtusas

Me repugna ese tipo de gente que presume de estar enterado de todo lo que ocurre en la política nacional e internacional, de las confabulaciones y las intrigas capitalinas, al tiempo que ignoran lo que ocurre en la ciudad en la que viven, la calle en la que habitan y ni siquiera saludan al vecino de al lado. Este personaje no es tan infrecuente como algunos pensarán. Téngase en cuenta la cantidad de necios que hay ocupando cargos de relativa importancia y responsabilidad y, ya se sabe, lo que le ocurre a un tonto si se le da un lápiz.

En los últimos días ha saltado a los medios de comunicación una pequeña localidad zamorana que no llega a los treinta habitantes, Otero de Sanabria, por haberse proyectado en ella un apeadero del AVE con destino a Galicia. He leído comentarios de esos analistas que creen saber de todo y pontifican sobre lo que ignoran, acerca del despilfarro de tal ubicación, al tiempo que otros lo han defendido citando la obra de moda, recomendable por cierto, La España vacía.

Me encantan esas poblaciones que salen sólo en los medios por estas cosas, ya que en ellas no suele ocurrir nunca nada importante, al menos de trascendencia para el resto del país. Ciudades que también existen y que tienen derecho a seguirlo haciendo y en las que yo viviría antes que en una gran metrópolis impersonal en la que precisara de una hora en coche para ir al trabajo y otra para volver. La vida, al menos para mí, para merecer la pena, debe seguir ajustándose al canon renacentista de la medida del hombre.

Conozco desde hace muchos años Otero de Sanabria. En el desaparecido bar de Manolo El toresano tomé con él más de un tinto riquísimo que compraba en la zona de Corrales. Sus habitantes ven pasar el día sin saber lo que es una bulla, un atasco o la falta de aparcamiento. El apeadero del Ave se ha programado allí, no por eso, sino porque está a un kilómetro de Puebla de Sanabria, capital administrativa de la alejada zona del noroeste zamorano. Situada a ciento diez kilómetros de Zamora y ciento cincuenta de Orense, no veo de más un apeadero entre ambas ciudades en el que solo pararía algún que otro tren. España está vacía, efectivamente, pero sobre todo de contenido, a la vista está, y en la parte que está llena rebosan las mentes obtusas que creen saber de todo y no saben ni por donde pisan ni lo que pasa en la cocina de su propia casa.

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