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Hoja de ruta

Ignacio Martínez

El PP, en la centrifugadora

ES como si fuera una película de dibujos animados. Se meten los dirigentes del PP en una centrifugadora; el último saca la mano, pulsa el botón de on y cierra la puerta. A partir de entonces, se ve a un pelotón de gente dando vueltas en el tambor y, de vez en cuando, la cara aplastada de alguno en el cristal de la lavadora. Son caras conocidas. La máquina va destilando miserias: clanes, dossiers, tramas.

No se sostiene la pretensión de que la actuación del juez Garzón es una conspiración contra el PP del Gobierno, de la Policía, de la Fiscalía Anticorrupción. Garzón procesó en el pasado a dos ministros de Felipe González por la trama de los GAL y acabaron en la cárcel. Es cierto que este magistrado tiene una enfermiza afición al exhibicionismo. Pero la misma persona no puede ser un héroe cuando procesa a los adversarios políticos y un villano cuando imputa a los correligionarios. Al salir a la luz el escándalo de la presunta trama de corrupción de Madrid, la secretaria general, Cospedal, se apresuró a decir que el asunto no iba con ellos. Pero inmediatamente después rodaron cabezas. No serán las últimas en este partido y en los demás, a medida que durante los años de la gran depresión que viene salgan más casos de conseguidores que se han enriquecido durante los locos años 2000.

Hay crisis para rato, aunque el presidente Obama diga que en 2010 empezará la recuperación en Estados Unidos. Porque, aunque sea cierto, nadie discute que Norteamérica saldrá de la crisis antes de Europa, Europa antes que España y España antes que Andalucía. La prueba más evidente de lo mal que están las cosas en España fue la torpe, fatigosa e interminable intervención del presidente del Gobierno ayer tarde en el Congreso en el debate sobre la crisis.

Por eso es imprescindible que el PP esté presente en el escenario limpio, transparente y fuerte. Rajoy debe poner en marcha con urgencia una comisión de investigación interna que clarifique y depure responsabilidades. De una vez por todas debe acabar con la lucha de clanes, las batallas de los dossiers y las subastas de mordidas. España necesita un PP ejerciendo con toda intensidad su labor de oposición. Y Rajoy no sobrevivirá como líder si no logra encauzar la situación. Es incluso posible que no continúe como presidente popular si su partido pierde las elecciones gallegas y vascas.

En ese caso, el papel estelar recaerá en alguno de los dirigentes que más callados están en este momento y cuya cara no aparece en el cristal de la centrifugadora. ¿Todos están en la máquina dando vueltas? Aparentemente, no. Alberto Ruiz Gallardón y Javier Arenas estuvieron muy silenciosos en el lunes negro del PP. Son los más listos de la clase.

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