RELOJ DE SOL

Joaquín Pérez Azaústre

El PSOE por hacer

NO es que ahora haya mucho PSOE por hacer, sino que tenemos al PSOE atrapado en el tiempo cuando ya no es posible la huida hacia delante. Muchos militantes del PSOE, personificados en Carme Chacón, quieren recuperar su propio pulso histórico, compartiendo el paso ciudadano, no con el pie cambiado o en una dirección que no es la calle. Quizá, en los últimos años, el PSOE se ha venido abandonando paulatinamente a sí mismo, en una deriva indefinida tanto en política territorial como económica -dos líneas vitales del dibujo de Estado-, mientras se ha mantenido firme, y con criterio, en la política antiterrorista. Reclamar un nuevo tiempo para un nuevo proyecto de partido, ante una realidad poliédrica de aristas, tras la desolación de su peor derrota desde la Transición, no necesariamente tiene que equivaler a una condena masiva del legado reciente; porque una cosa es defender los aciertos puntuales y otra distinta, cercana a la cerrazón o a la miopía, imputar sólo a la crisis su debacle electoral.

Es cierto que la crisis la ha sido para todos, pero aquí se ha negado su existencia y, al hacerlo, se ha roto el pacto de confianza con la ciudadanía. Seguramente con otro partido socialista, menos alejado de la acera y su ritmo, con otras sensaciones más cercanas a la verdadera representación pública, el 15-M no hubiera mostrado tanta virulencia contra la estructura partidaria. Porque el 15-M, como democraciarealya y otros tantos colectivos, no se han lanzado a las aceras en contra del PSOE ni del PP, sino de ambos, en una equiparación que ya constituyó, en sí misma, una derrota previa en el PSOE y ha disgregado el voto de la izquierda hacia otras formaciones emergentes.

Ahora, el PSOE debe emerger de sus propia caída, pero analizando antes sus verdaderas causas. Ya no sirven las viejas estrategias de postular un nombre y mantenerlo con la cuadratura más disciplinaria. Ahora, para estar en la foto, hay que salirse de ella y debatir, tratar de plantearse qué ha ocurrido, en qué deriva interna, en qué indefinición, se ha ido germinando esta caída de votos que, sin duda, debe mucho a la crisis, pero no todo. ¿Ha fallado la comunicación? Puede que sí. Pero si lo que se comunica es malo, qué importará, entonces, la pericia de los mensajeros. Este nuevo PSOE de Zapatero, prematuramente envejecido, ha sido visionario en la cooperación internacional y en avances sociales, pero también se ha perdido en el destello mediático.

Carme Chacón pide un debate de ideas, porque la lealtad no está reñida con la capacidad de análisis. España necesita un PSOE fuerte y el PSOE necesita encontrarse a sí mismo. Debería buscarse, escucharse y charlar, no engañarse y pensar que a veces un derrumbe puede ser la mejor lección inaugural. Si es con autocrítica, el socialismo vive.

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