La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El PSOE pacta con el PP (al fin)

Salario mínimo, déficit de las autonomías, reforma de la Constitución: no está mal, después de un año perdido

El PSOE le ha arrancado al Gobierno del PP la mayor subida del salario mínimo interprofesional en treinta años (la última vez que se aumentó en un 8% estaba Felipe González en La Moncloa), un logro que sorprendentemente critica el sindicalismo reinante, disgustado porque el Ejecutivo no haya negociado el alza con ellos.

También ha sido decisiva la presión de los presidentes autonómicos socialistas para que el Consejo de Política Fiscal y Financiera aprobara fijar un objetivo de déficit un poco más alto que el propuesto por el Gobierno para el año 2017 (0,6% del PIB respectivo, en vez del 0,5%). La diferencia es una décima, pero supone unos cientos de millones de euros más de gasto para las comunidades autónomas, que bien podrían usarlos para hacer unos presupuestos con menos recortes.

Igualmente -no hay dos sin tres-, el PP se dispone a aceptar que en el Congreso se empiece a debatir, por la vía de una ponencia específica, la reforma de la Constitución, que ya tiene casi cuarenta años, como la dictadura franquista, y necesita retoques y reajustes. Independentistas y podemitas no deben hacerse ilusiones: no existe la mayoría exigida para abrir un proceso re-constituyente o, dicho de otro modo, la reforma que se hará, si se hace, no va a cuestionar ni la unidad de España ni la soberanía nacional. Pero, aun dentro de eso, el cambio de actitud del PP es positivo.

Como lo es el del PSOE, por fin decidido a hacer una oposición útil para los ciudadanos, libre de complejos ante Podemos y acorde con la visión socialdemócrata de la realidad. Si hubiera seguido instalado en la trinchera del no es no y confortado por la monserga esa de que sus electores no los votaron para hacer presidente a Rajoy (oigan, ¡es que ustedes perdieron las elecciones, dos veces!), no habría gobierno al que poder exigirle que suba el salario mínimo bastante más de lo que querría, que sea más flexible de lo que pensaba con el gasto de las autonomías o que acepte la reforma constitucional.

Hay que verlo con nostalgia. España ha perdido un año desde que los barones del PSOE no se atrevieron a imponerle a Pedro Sánchez la asunción de su derrota y la disposición socialista a negociar una investidura sacando adelante muchos puntos de su propio programa electoral. Y si España ha perdido un año, el Partido Socialista ha perdido un tiempo incalculable. Sólo ahora empieza a acotarse y a acortarse. Mejor.

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