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Crónica personal

Pilar Cernuda

Pactos estables

RUBALCABA aboga por pactos estables. El ministro de Interior en funciones, que tiene más conchas que un galápago y bastante más experiencia y visión política que el presidente, prefiere pactos estables que den seguridad al Gobierno a lo largo de toda la legislatura, pero habrá que ver si Zapatero está por la labor. Parte en mejores condiciones que hace cuatro años, sólo le separan seis escaños de la mayoría absoluta y, por tanto, puede perfectamente mirar a izquierda y derecha -los nacionalistas de CiU y PNV- para sacar adelante en cada momento las propuestas que le interesen. Pero Rubalcaba prefiere pactos estables.

Desde CiU aún no le han hecho guiños, pero Urkullu en cambio está que se sale, se le nota a la legua que ansía llegar a pactos con el Gobierno; incluso se ha puesto a Ibarretxe por montera y ha declarado que si se alcanza algún tipo de acuerdo con el Gobierno del PSOE se puede considerar la "agenda", lo que equivale a decir que se puede apartar la idea de Ibarretxe, o amenaza de Ibarretxe, de convocar un referéndum de autodeterminación el 25 de octubre. Un referéndum ilegal, el lehendakari no tiene atribuciones para convocar ese tipo de consultas.

Mientras Zapatero disfruta de unas vacaciones en Doñana y Rajoy en México, los partidos perdedores hacen movimientos que tiene como objetivo intentar recuperar parte del terreno perdido. Llamazares, que ha sufrido una auténtica debacle electoral, se aproxima a Carod Rovira, otro que se lame las heridas del 9-M, para ver si entre los dos consiguen formar un grupo parlamentario, siempre que lleguen a un acuerdo de funcionamiento y además lo permita el Congreso de los Diputados. Es evidente que quieren tener voz propia como sea, una vez ERC una vez IU, porque no pueden permitirse el lujo de compartir los tiempos con el resto de los parlamentarios del grupo mixto, donde con toda seguridad Rosa Díez va a llevar la voz cantante.

En CiU tienen menos prisa por mover pieza, no han tenido mal resultado a pesar del auge del PSC, y tanto Artur Mas como Duran i Lleida están en condiciones de dejarse querer. Esperan a Zapatero, a lo que les diga Zapatero y lo que les ofrezca Zapatero, y una vez conozcan su propuesta entonces hablarán Mas y Durán, que no siempre coinciden en sus puntos de vista y menos en su estrategia.

Hay muchos rumores que apuntan a que Zapatero va a ofrecer una cartera ministerial a Duran i Lleida, pero habrá que verlo. Y habrá que ver también si la acepta en el caso de que reciba el ofrecimiento, como habrá que ver si Artur Mas está de acuerdo en que su socio entre a formar parte del Gobierno de un Zapatero al que Mas hace culpable de que no sea él quien se siente en el sillón de la presidencia de la Generalitat a pesar de haber ganado las elecciones.

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