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LAS Navidades son también días de cine. Modernamente, de cine y palomitas de maíz. No hace falta que Cándida Martínez encargue el examen de nuestro sistema educativo a los expertos de PISA. Basta con irse al cine una tarde para escuchar un concierto de palomitas, cuchicheos y risas, para saber que estamos en tierra de misiones en materia educativa. Se dice que las grandes cadenas multinacionales de exhibición de películas con lo que ganan dinero de verdad, en los modernos multicines, es con las palomitas, cocacolas, caramelos y otras fruslerías, cobradas a precio de capricho.

He ido al cine en Irlanda a lugares idénticos al que suelo practicar en Rincón de la Victoria. Idénticos hasta en el mostrador de palomitas y refrescos. La diferencia es que en el interior de la sala no se oía el crac-crac de los consumidores. Aquí parece que han ensayado tanto como una banda de cornetas y tambores, para ir a compás, mascando con la boca abierta. Así la resonancia es más evidente. Esto no se hace a mala idea, no es gamberrismo de baja intensidad. Es sólo mala educación. Estas cuestiones de urbanidad elemental no son culpa de la Logse, ni tienen remedio sólo con la escuela; son cosas que se aprenden con el ejemplo, en la familia. O en la televisión.

La ordinariez es un espectáculo rentable, como demuestran las audiencias de Canal Sur y las emisiones basura de las privadas. En la televisión pública andaluza saben lo que habría que programar, pero están empeñados en tener la máxima audiencia, al precio que sea. Aunque para eso estén ya las empresas privadas. He oído de sus labios decir al ex presidente González que él la privatizaría. Para hacer esto, yo también la privatizaría. El Estado debe llegar donde no alcanza el mercado. Y si no es para garantizar derechos o instrucción, sobra el Estado en el campo audiovisual.

Sin embargo, en la RTVA hay ejemplos de excelente televisión pública, en particular en Canal 2. Hace pocos días hubo un debate interesantísimo sobre la Generación del 27 en El público lee. El presentador Jesús Vigorra; Pura Sánchez, profesora de Literatura del Instituto Velázquez de Sevilla; Antonio Rivero Taravillo, escritor y autor de la biografía de Luis Cernuda; Julio Neira, director del Centro Cultural Generación del 27 de Málaga; María Eloy García, poeta, y Rafael de Cózar, profesor de Literatura de la Universidad de Sevilla, hicieron un coloquio digno del Apostrophes de Bernard Pivot en la antigua Antenne 2 francesa. O sea, que saber, sabemos, lo que pasa es que no queremos.

El cine es un refugio de las programaciones ramplonas de la televisión. Y mejor alternativa en estas fechas tan familiares. Las salas modernas tienen cómodas butacas y sonido pluscuamperfecto. Sólo hay que sustraerse al gruñido de los comedores de palomitas.

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