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PASA LA VIDA

Juan Luis / Pavón

Partido político ofrece buen empleo a quien filtre chanchullos

EL juego sucio entre PSOE y PP, ya sin caretas, es lo que nos aguarda hasta las decisivas elecciones autonómicas. El pulso entre la corrupción y la verdad se abre camino por senderos hediondos. La lucha por el poder prejubila la máxima de que el fin no justifica los medios. Los dos grandes partidos concentran en Sevilla su artillería para despedazarse... y se llevan por delante a una sociedad enferma de inmoralidad, desnortada por los errores, diezmada por la crisis y machacada por el fuego amigo.

Aunque les prometan que van a restituir el mérito, la capacidad y la competencia como criterios para la asignación de puestos de confianza en la función pública, no se lo crean. Puntúa mucho filtrarle documentos a un partido político. En el Ayuntamiento de Sevilla, se sospecha que hay personas que han conservado su poltrona gracias a colaborar con la oposición triunfante mediante el suministro de papeles que desenmascaran las patrañas. De los filtradores no se cuestionan sus cualidades profesionales. Da igual que puedan ser inútiles, haraganes, despilfarradores o mediocres. Por lo tanto, si usted tiene miedo a los recortes, y quiere seguir colocado, o que le asciendan, la especialización más valorada será la de filtrador. Ni másteres, ni idiomas, ni cursos en el extranjero. Deje de estudiar y meta la mano en los cajones o en los ordenadores.

La democracia sobrevive gracias a quienes descubren la porquería vinculada a los poderosos. Se llame Nixon, Murdoch, Chirac, Berlusconi, González, Urdangarín o Camps. En Sevilla está al rojo vivo la batalla de los topos. El PP tiene ahora ventaja porque está horadando la cada vez más permeable Junta de Andalucía, erigida sobre un terreno muy desgastado tras 30 años de manejos, y la inusitada falta de liderazgo del PSOE. El PP tiene mejor engrasado en la actualidad el cierre de filas para afear a su oponente y evitar las fugas de material sensible. Pero, conforme amplíe su control sobre las instituciones, le costará más trabajo que la verdad no caiga en manos de topos socialistas.

Todo sería muy distinto si los parlamentos y los órganos de control funcionaran de veras en un sistema de gestión tan transparente como el de los principales países europeos. Hasta el Banco de España ha sido maniatado en los últimos años para estimular la opacidad. Los partidos prefieren poner trabas a la rendición de cuentas, tapar a sus correligionarios ineficaces o insensatos, en lugar de ser los que les manden a casa por conducta no ejemplar. Y, con todo a oscuras, estar a la espera de lo que les suministren los topos. Cinismo.

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