Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Perdóname

CON la compra de Cuatro ya no había dudas o rendijas para la estrella, Telecinco: vísceras, mucho Jorge Javier, mucho reality y Piqueras style para los informativos. Pasapalabra para despistar y series propias por la noche. Todo retroalimentado. Programación minimalista, con platós muy grandes y personajes de masas, para espectadores sin complicaciones. Era el estudiado planteamiento de un equipo de los que más saben de televisión comercial en este país. Son expertos en 'posicionar' anuncios, en fabricar los intermedios más rentables, congregando el máximo número de gente con el contenido más económico. Y lo demás, no importa.

Económico puede ser pagar a la madre de El Cuco para que hable, o silencie, durante una hora, como sucede con cualquier novia de Kiko Rivera o se consulta con los ancestros, vía médium, de cualquier famoso. Vivos y muertos. Si usted vende aspiradoras, ortodoncias o desincrustadores de grasa ya sabe el sitio donde tiene asegurada una cuota bastante fiel y una vitrina más barata que un descanso de un partido de fútbol.

En ocasiones las ideas planificadas se estropean y surgen inesperadas reacciones como el boicot a un programa de esos intermedios rentables. De paso, las agencias de los anunciantes ven una oportunidad para ajustar los precios. Además.

Desde los despachos de Telecinco han tenido que pedir perdón (Jordi González les habría ahorrado muchos disgustos si hubiera reaccionado de otra forma en el primer momento de la crisis de La noria). Al videojuego de famosos y discusiones le han encontrado un fallo en el sistema y van a tener que reprogramar todo con un blanqueado de suavizante. Los hombres de Vasile han reunido a marcas y agencias para prometer que no se verán desprestigiados por utilizar sus servicios. Por mi culpa, por mi culpa, dicen, palpándose la cartera.

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