El parqué

Pablo Cumella

Pesimismo galopante

LA nueva escalada de los precios del petróleo, que elevó el barril de Brent por encima de los 137 dólares en medio de rumores sobre un posible ataque a las instalaciones nucleares de Irán, y la cascada de malos datos económicos dentro y fuera de nuestras fronteras, abocaron al Íbex 35 a su mínimo anual, en 12.205,6 puntos, tras registrar el peor comportamiento entre las plazas europeas.

El selectivo, que acumula un recorte anual cercano al 20%, encadenó su quinta bajada consecutiva, cedió un 1,59% y estuvo a punto de cerrar por debajo de los 12.200 puntos. No le faltaron argumentos. A la constatación por parte del vicepresidente Solbes, de que la economía crecerá este año por debajo del 2% y aún menos el próximo año, se sumó al reconocimiento de que la inflación terminará el ejercicio disparada, en el 4%, y que el paro el próximo año se acercará al 11%. Si se suma el hecho de que el superávit se redujo en un 80% hasta mayo y es cada vez más exiguo, las razones para el pesimismo están servidas.

De hecho, España es, junto con Grecia, el país de la UE donde más ha caído la confianza económica en los últimos meses, según el Eurobarómetro. Tampoco ayudaron los datos macro conocidos al otro lado del Atlántico, sobre las precios de la vivienda y la confianza del consumidor, ni la previsión de recorte de beneficios de UPS.

El resultado fue una marea roja en todos los mercados. El CAC 40 parisino se dejó un 0,83%, el FTSE 100 de Londres, un 0,57% y el DAX de Fráncfort, un 0,81%. Sólo cuatro valores del Íbex 35 acabaron con ganancias: Grifols, que recuperó un 3,63%, Acerinox, con un repunte del 1,43%, Mapfre (1,9 %) y FCC, que remontó un 0,31%. Los blue chips sucumbieron a las órdenes de venta, con caídas del 1% para el Santander, del 1,86% para BBVA, y del 0,94% en Telefónica. Los grandes del sector energético tampoco esquivaron los números rojos.

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