La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Piropos y bichos

Los animalistas denuncian la campaña antipiropo porque ofende a los animales

Un poquito de mesura, que ya dijo don Francisco lo que produce el sueño de la razón. Toda persona razonable debe convenir que el piropo callejero es una grosería o, en el mejor de los casos, una inoportuna cursilería. Y no se trata sólo del tópico del andamio. Mi madre me contaba el mal trago que era pasar ante los señores que ocupaban los ventanales abiertos de los casinos o los sillones de mimbre que en verano sacaban a la calle. Pero la campaña de la Junta, al relacionarlo con el maltrato, me parece exagerada; aunque tampoco está de más que se erradique esta casposa y maleducada costumbre (el machismo no deja de ser fruto de una mala o insuficiente educación).

Cosas peores hace la Junta en este campo, como las ridículas instrucciones de la Dirección General de Consumo a Facua para que en sus comunicados usen "personas consumidoras" en vez de "consumidores". Argumenta la Junta que "el uso de lenguaje no sexista y la utilización de términos no excluyentes es una obligación para los contenidos subvencionados". La campaña del piropo puede ser exagerada, aunque tenga un fundamento de razón, pero este retorcimiento del lenguaje es una gilipollez. Como lo es la importación neopuritana anglosajona (parece que el Mayflower sigue navegando entre Plymouth y Massachusetts) que recomienda a nuestros profesionales de la sanidad que sustituyan "madres gestantes" por "personas embarazadas" para no discriminar a los transgénero.

Y no menor gilipollez es que Youtube retire temporalmente la campaña antipiropos ante las denuncias de colectivos animalistas que la consideran ofensiva para los animales porque "da a entender que la violencia contra las mujeres y el acoso son algo instintivo propio de los animales, cuando realmente no es más que el resultado patriarcal". Se ve que las criaturas han tenido poco contacto con la naturaleza y no ven los documentales de la 2. Más bien se trata de lo contrario: el machismo es un residuo de lo "natural" aún no domeñado por la educación (que también es represión de los instintos, cosa muy mal vista por los progres hasta anteayer, ¿o nadie recuerda el culto progre a Sade, Bataille, Foucault, Lacan y otras hierbas?). Lo que nos lleva a otra campaña que pretende prohibir el uso de cerdo, burro, víbora, gallina o besugo para designar comportamientos negativos porque ofende a los animales. Stultorum infinitus est numero.

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