ACABAN de presentarme a tu hermana, ¡es guapísima! No se parece nada a ti". Aquí lo más ilustrativo sería la cara de Whatssapp con la boca en sonrisa invertida y los ojos caídos en signo de reprobación. Este mismo emoticono podría aplicarse a una serie de frases que, quizá no con mala intención (todo depende del interlocutor), consiguen que suba la temperatura corporal como si estuvieras tumbado sobre el asfalto de Bailén en agosto.

¿Cuál sería la manera (políticamente) correcta de decirlo? Pues un "¡Qué guapa es tu hermana! ¡Vaya par de bellezas estáis hechas!" no estaría nada mal. Aunque el formato comparativo no es precisamente el peor de estas frases con doble sentido.

¿Quién no ha recibido de esa tía impertinente en la cena de Nochebuena la frase "Estás espectacular, no te había reconocido"? Piropazo con zasca. Esa grandiosa modalidad a la que también pertenece "Te veo genial, ¿has adelgazado, no?". Pues mira no. Voy vestida de negro. O igual el día que me viste tenía retención de líquidos. Pero gracias por decirme suavemente que crees que me sobraban kilos.

Hay otras frases que directamente no tratan de halagar. Porque cuando el día que has descansado como un bebé te preguntan con preocupación "¿Has dormido bien? Tienes mala cara", no sabes si disimular y maldecir a la ola de calor.

Y hay otras, como la de las hermanas, que al alabar a un tercero te dejan a la altura del betún. Como cuando presentas a ese chico con fachón con el que estás saliendo, y lo mejor que pueden decirte es "Ni te crees el novio que tienes". Hombre, no estaría mal cambiarlo por un "Por fin tienes a alguien que te mereces". Aunque puede ser peor. Si además lo presentas en una boda también puede sumarse un comentario a tu estilismo. "Qué gracioso el vestido que llevas… es muy tú". ¿Eso quiere decir que yo soy graciosa? Porque no pretendía venir de Chiquito de la Calzada. Aprended a piropear en condiciones, por la Gloria de mi madre.