La ciudad y los días

Carlos Colón

Plomo, sospecha, esperanza

VENIMOS de años, muchos años, de plomo y sospecha. El plomo lo ha puesto el nacionalismo terrorista vasco, con la complicidad activa del nacionalismo radical disfrazado de partidos democráticos y las omisiones o ambigüedades del nacionalismo supuestamente moderado. La sospecha la han impuesto los dos partidos mayoritarios, en algún momento con la complicidad de IU cuando aún contaba algo, desde los años de aquella "pinza" creada por la unión del PP e IU -mediáticamente jaleada por la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI)- para derribar a un Felipe González acosado en su cuarto mandato (1993-1996) por graves escándalos de corrupción y de terrorismo de Estado. El primer Gobierno de Aznar (1996-2000) pareció normalizar la vida pública, pero los errores cometidos en su segundo mandato (2000-2004), la oposición socialista -en algún momento tan salvaje como la del PP en los años de "la pinza"- y la vergonzosa reacción de los dos partidos tras los atentados del 11-M volvió a emponzoñar con la sospecha la vida pública española. Los desatinos de los dos mandatos de Zapatero y la oposición cerril del PP han seguido degradando la vida política española desde 2004 hasta hoy.

No la oposición política necesaria para el sano funcionamiento de la democracia, ni la crítica de una prensa independiente a la vez que editorialmente orientada hacia legítimas opciones ideológicas, sino la sospecha es lo que alimenta desde hace casi dos décadas la política española. Se trata de un alimento venenoso que debilita la cosa pública, degenera la vida política, malforma a los partidos y desanima a los ciudadanos. Ni la tragedia del 11-M, ni el terrorismo ni la crisis económica han sido capaces de unir, en nombre del bien común, a los dos partidos mayoritarios.

Por eso el pacto entre el PSOE y el PP, que permitirá la investidura de Patxi López, abre un resquicio de esperanza en este panorama de plomo y sospecha. En su ejemplar discurso el aspirante a lehendakari se refirió explícitamente a los años de plomo sufridos bajo el terrorismo de ETA y de "quienes amparan el terror"; y al fin de la política de la sospecha y el enfrentamiento, apostando por un diálogo y un consenso que "deje atrás la división". Ojalá, aunque sea difícil dadas las estrategias nacionales del PSOE de Zapatero y el PP de Rajoy, desbordaran desde el País Vasco al resto de España estas palabras de Patxi López: "Pido la confianza para hacer un país más fuerte, que deje los viejos discursos separadores; y construir entre todos un país tolerante, culto y abierto a la modernidad". Ojalá.

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