EN épocas como ésta que vivimos, hay que agudizar el ingenio e intentar tener mientras más frentes abiertos, mejor. Así, si es usted profesor y puede echarse unas horitas dando clases particulares, o si se dedica, por ejemplo, a la abogacía pero, además, lo puede compatibilizar con algún negocio propio, su economía -y el obligado pago de su hipoteca- siempre se lo agradecerán. Como aquí nunca se sabe cuándo y por dónde pueden darnos el palo...

Esa misma lección, la aprendieron hace mucho y al dedillo los famosos quienes, conscientes de la futilidad de sus profesiones públicas, aprovechan su tirón popular para asumir proyectos como el de convertirse en imagen de marcas o, más allá, crear la suya propia. Pilar Rubio -que ya ha dejado atrás la categoría de simple reportera de un programa de televisión para convertirse en fenómeno social y, ya de paso, en la mujer más sexy para los españoles-, continúa con sus ocupaciones mientras también acaba de ser protagonizar una campaña para los automóviles de la firma Hyundai.

Otras, como Vicky Martín Berrocal o Lolita, se han decantado por la moda y, con conceptos muy diferentes desde luego, la primera apuesta por un acercamiento a la alta costura en trajes de flamenca y de novia y, la segunda, por todo lo que se le vaya antojando puesto que, lo mismo diseña toallas para la playa, complementos o incluso vajillas (a mí, sin ir más lejos, mi entidad bancaria acaba de enviarme una flor en papel donde me informan que tienen una pieza de la mayor de las Flores esperándome en la oficina). Aparte, la hija de la Faraona, inaugura el miércoles una tienda propia en Madrid en la que, además, dispone de abanicos y material de papelería con su nombre.

Y ahora me pregunto yo: ¿no será que, una de las verdaderas razones de la crisis -y de que cada vez haya más paro- es que unos cuantos han conseguido el secreto para hacerse ellos solos con los empleos que van quedando disponibles? ¡Ay, qué mal repartido está el mundo!