Crónica personal

Pilar / cernuda /

El 'Prestige'

ONCE años para que un tribunal dicte sentencia sobre la catástrofe del Prestige. Once años para determinar que no hubo responsabilidad penal en los cargos públicos que trataron de paliar los efectos de aquel naufragio que provocó descomunales daños ecológicos y económicos, que produjo una ola solidaria hacia Galicia y los gallegos, y que provocó también una ola política a la que se subió con un oportunismo desmedido un PSOE que perdía peso frente al BNG y que se sumó sin complejos al Nunca mais, que no procedía precisamente de un movimiento socialista. Al calor de aquel desastre, el PSOE se puso en cabeza de una masiva protesta que abarcó a toda España, con agresiones a políticos del PP, acusaciones que rebasaban el límite del pudor, asedios y asaltos a las sedes gubernamentales y del partido que entonces gobernaba, el PP.

Sentencia ahora la Audiencia de La Coruña que las decisiones de las autoridades fueron las correctas, y sólo ven delito en la actitud del comandante, por desobediencia. Se negó a que el buque siniestrado fuera remolcado a un lugar donde sus efectos pudieran ser menos nocivos.

El Gobierno, dice la sentencia, actuó conforme a lo que determinaron los técnicos; ya lo había determinado con anterioridad la Abogacía General del Estado en 2009, cuando gobernaba Zapatero, así como el Juzgado de Primera Instancia de Corcubión. Y un dato más que aporta esta periodista, gallega: el día de la catástrofe almorzaba con un alto cargo socialista de Galicia, que regresó inmediatamente a su lugar de origen para impedir, explicó, que el Prestige fuera remolcado al puerto de La Coruña, porque eso supondría una desgracia para la ciudad. Precisamente impedir el acercamiento es lo que criticaron criticado el PSOE, el BNG y Nunca mais. El derrame del crudo afectó a toda la costa norte, y a nadie que recuerde aquellos años se le van de la memoria las imágenes de mariscadoras llorando, y miles de personas, muchas de ellas llegadas de fuera, vestidas con monos blancos transportando los cubos de chapapote.

Se cometieron errores de bulto, Aznar viajó a La Coruña pero sin salir del centro de mando ni visitar la zona afectada. Referirse a los "hilillos de plastilina" provocó con razón un profundo rechazo hacia el entonces vicepresidente Rajoy, pero hay que decir que desde su despacho se tomaron importantes decisiones tanto de ayuda económica a las miles de familias afectadas como las de tipo técnico que tenían como principal objetivo acelerar las operaciones de limpieza.

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