FIELES a la cita mensual con la estadística del desempleo, la cifra de febrero resuena como un gong. En Sevilla hay 54.000 parados más que hace un año. Hay sequía de dinero, de consumo, de ideas, de ilusiones. Saquen a la patrona de rogativa. Este via crucis une a creyentes y laicos.

Primera estación: El mundo se divide en paraísos fiscales y calvarios laborales.

Segunda estación: Corrupción, divino tesoro, así en Nueva York como en Baena.

Tercera estación: Obama ha de reabrir Alcatraz para todos los ejecutivos que ocultaron el gigantesco pufo y se llevaban primas a pares.

Cuarta estación: La sociedad española ni protesta. Cautiva y desarmada, se siente cómplice del engaño porque vivía de prestado y con valores inmorales para triunfar.

Quinta estación: Corbacho perderá su empleo en el Gobierno. Si el PSOE cae en las elecciones europeas, Zapatero cortará cabezas para preservar la suya.

Sexta estación: Como en Andalucía el paro es parte del paisaje cual toros de Osborne, a callar.

Séptima estación: Sería un acto de justicia aplicarles un ERE a todos los políticos con poltrona en la primera caja salvada del desastre, la de Castilla La Mancha. Ya verán cómo los recolocan.

Octava estación: 37.900 sevillanos parados no tienen subsidio. Que lleven a una veintena a Tengo una pregunta para usted. Moción anulada por falta del usted que quiera aguantar el tipo.

Novena estación: El Santander es el banco occidental con más beneficios. Los hipotecados y los sin créditos lo celebran sin blanca.

Décima estación: La mayor parte de los cursos de formación son un pasatiempo del que se lucran quienes los imparten y no catapultan a la competitividad a los bienintencionados que los reciben.

Undécima estación: ¿Devolverán los gurús el caché cobrado por las motos que vendieron?

Duodécima estación (y sucesivas): Este Domingo de Ramos, el fondo de armario hará furor. Y en la Feria se va a pisar el albero más que nunca. Porque es gratis.