EN el creciente juego de engaños para aparentar que se tiene dinero y que se paga, cuando en realidad la morosidad se extiende como una plaga, el ciudadano cumplidor recibe continuas dosis de desmotivación. Desde los gobiernos autonómicos, diputaciones y ayuntamientos, sus políticos predominantes, tanto del PP como del PSOE y CiU, anuncian su alborozo cuando les conceden una moratoria de varios años para que dichas instituciones se pongan al día con el Estado central. No se aperciben de que transmiten ese mensaje a la población que les sostiene, que da sentido a sus cargos y a la que exigen el puntual pago de sus tributos después de subírselos.

El vecindario ha de contribuir por sentido de la responsabilidad y a pesar de los pésimos ejemplos que conoce en cascada. Ante los que entran ganas de exigir el Aquí no paga nadie y que reviente el funcionamiento del sistema. En la tabla clasificatoria de impagos ominosos, hay que situar muy arriba que la Consejería de Justicia de la Junta no pague desde hace dos años el recibo de la comunidad de propietarios del Edificio Viapol, donde hay tantas dependencias judiciales ocupando espacio en régimen de alquiler. Nuestro compañero Carlos Navarro ha desvelado que la comunidad de propietarios le ha puesto una demanda a la Consejería de Justicia por morosa. ¿A nadie se le cae la cara de vergüenza?

La mayor parte de la clase política está moralmente inhabilitada para soflamas, promesas y lecciones. En lugar de salir a diario a la palestra para descalificarse y desangrar los consensos, debería asomarse para pedir continuamente perdón por el daño que hacen con sus impagos. Y para darle las gracias a la población por seguir pagando impuestos y por permitirles gobernar. Es muy difícil que los jóvenes asimilen las buenas prácticas de conducta cuando tienen tan fácil aprender de la mala educación que imparten los malos políticos con su modo de gestionar, escurriendo el bulto de pagar las tasas más básicas.