el periscopio

León Lasa

Próxima estación: el trueque

PARECE increíble constatar en qué poco tiempo se ha desvanecido el sueño de convertirnos en una potencia económica de primer orden. Ahora, visto de forma retrospectiva, se nos antoja evidente que era imposible mantener un crecimiento especulativo basado únicamente en colmatar playas y dehesas (también secarrales y descampados) de adosados con tabiques de papel, cuyo precio se iba multiplicando a medida que pasaban de manos. A algún majadero se le ocurría de vez en cuando advertir que en nada estábamos mejorando nuestro tejido productivo o nuestra competitividad, que apenas estábamos ampliando nuestras fábricas, que nuestro sistema financiero era más vulnerable de lo que aparentaba ser.. "Envidia", eructaba el constructor de turno subido al Cayanne, hoy puesto de forma urgente a la venta. Lo hemos escrito alguna vez: además nuestros salarios subían, indexados a una inflación siempre encabritada, el doble que los de los alemanes o franceses, teniendo la misma moneda que ellos. Resultado: unos amigos, tan ilusos como verdaderamente tiesos, me llaman desde Friburgo en Brisgovia, la tierra de Heidegger, asombrados de lo barato que, todavía, resulta tomarse una cerveza en el país germano. Probablemente sea el último viaje al extranjero que realicen en muchos años, así que les animo a consumir y a beber, carpe diem. Ya vendrá el de la guadaña económica. Y la reclusión en el compacto de turno viendo la enésima entrega de Mad Men.

Por otro lado, pero siempre relacionado con la tan cacareada productividad, leo en la prensa salmón que el Banco Central Europeo quiere en España salarios de menos de 400 euros y minijobs para reducir el paro juvenil. En estos currelos low cost -recordemos que el Salario Mínimo Interprofesional alcanza a día de hoy los 641 euros- el trabajador no pagaría impuestos (gracias, gracias) y únicamente cotizaría a la Seguridad Social voluntariamente. Menos es nada, nos dirán, y si hay exceso de tomates ya se sabe lo que ocurre con el precio: o se venden a precio de saldo o se pudren en las cestas. Pero lo que de verdad me ha llamado la atención esta semana es el hecho de que en Grecia estén creciendo como hongos los mercados de trueque: "Me arreglas la cañería del cuarto de baño y yo le doy una clase de inglés a tu hijo ya que estoy seco como una mojama", se dicen. Según parece, estas redes fueron especialmente intensas en la Argentina precorralito, por lo que, además de lo que digan determinadas cuartetas de Nostradamus y la interpretación sesgada del calendario maya, puede ser un signo premonitorio claro que el país heleno está a un paso de ese escenario. Ya veremos.

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