DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿Pueblo contra parlamentarismo?

Iglesias manifiesta su desprecio a la democracia afirmando que "España es mejor que su Parlamento"

Decir, como ha hecho Pablo Iglesias, que la moción de censura "es una forma de decir que España es mejor que su Parlamento" proyecta una sombra antidemocrática sobre su personalidad, su actitud, su discurso y su partido, prolongación del "no nos representan" que gritaban en las calles quienes, sin haber sido votados por nadie, se creían la voz del pueblo y los defensores de la "auténtica" democracia. De aquellos barros antisistema han venido los lodos de Podemos, partido que solo ha aportado a la vida parlamentariainsultos, groserías y facilonerías demagógicas.

No es de extrañar que siendo parlamentarios gracias a cinco millones de votos se sientan aún más autorizados a ser los únicos intérpretes legítimos de lo que sea, deba ser, merezca u opine esta España que, según ellos, es mejor que su Parlamento. Una frase que, como tantas de las suyas, hubiera compartido aquel señor al que quieren sacar del Valle de los Caídos: él también creyó, el 18 de julio de 1936, que España -"su" España, naturalmente- era mejor que su Parlamento. Ayer por la tarde, convocando con el lema "Hay que echarlos", llenaron su plaza de Oriente, que es la Puerta del Sol: los lugares en los que el pueblo aclama a sus caudillos o líderes alzando una voz que según ellos es más auténtica que la de las urnas. Porque si algo define a Podemos es su voluntad de separar e incluso enfrentar una supuesta voluntad popular nunca refrendada por las urnas y el parlamentarismo. Otro punto caudillista.

Si hoy ganara Sánchez lo que nos espera son variaciones sobre estos temas; amplificadas por la potencia de un PSOE que, con él al frente, se convertiría en socio amplificador o aliado tornavoz de Podemos. Ayer mismo hacía suyas las reivindicaciones del 15-M y enfrentaba un PSOE "de la militancia" a otro de "notables". Cierto es que en la última semana se distanció de Podemos, cambió su texto programático pasando de la "unidad de acción" con la extrema izquierda y los sindicatos a la más ambigua "alianza social de progreso" y se desmarcó de la moción de censura presentada por Podemos. Pero ha dado tantos vaivenes que pocos dudan que esto sea solo una estrategia para ganarse el voto de los afiliados socialistas más razonables, heridos por los insultos y humillaciones de Podemos, y que si hoy gana volverá a sus antiguas querencias podemitas apoyándose en su proyecto del "nuevo PSOE de la militancia".

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