Ala espera de que hoy matice algo más, Mariano Rajoy se enfrentó ayer en el Senado, en la otra sesión de control, a su primer año en el Gobierno (Año I para la historia). A la pregunta del senador socialita José Montilla, de la Entesa catalana, sobre las relaciones institucionales con Cataluña, el político gallego mostró una disposición "total" a dialogar con el nuevo Ejecutivo de la Generalitat para buscar, principalmente, la recuperación económica y la generación de empleo. Eso es lo que toca. En esta misma línea de eludir el cuerpo a cuerpo, destacó su "voluntad de cooperación" de diálogo "en muchos asuntos", entre los que se refirió a la financiación autonómica (la pela). Y, frente a la deriva federalista de los socialistas, defendió el Estado de las Autonomías por considerar que ha supuesto "un nivel de autogobierno difícil de superar". En concreto, como buen gallego, ante la reforma de la Constitución que le reclamó el ex presidente de la Generalitat para lograr un mejor encaje de Cataluña en España, reclamó al PSOE que concrete qué es un Estado federal. Y dicho esto, parafraseando las palabras pronunciadas por el actual presidente del Senado, Pío García Escudero, el Día de la Constitución, se mostró dispuesto a modificar la Carta Magna al entender que "no es algo pétreo". Ante Jordi Villajoana, de CiU, que le insistió más o menos en lo mismo pero con algo más vehemencia -acusó al Gobierno de España de estar ahogando a las Comunidades Autónomas y, en especial, a Cataluña-, Rajoy no sacó los pies del tiesto. Y eso que el convergente le advirtió que si el Estado español no les da "más dinero para sacar el país adelante", buscarán más cariño en otra parte.

En la tercera de la tarde -por orden de intervención resultó ser la segunda-,- al portavoz del Grupo Socialista, Marcelino Iglesias, le correspondió reclamarle al presidente del Gobierno que hiciera balance de su primer año. El gallego aseguró que su Ejecutivo cumplió en estos primeros 365 días de legislatura con los "grandes pilares" de su programa electoral. Sobre los incumplimientos -el último ha sido la no revalorización de las pensiones-, que no son moco de pavo, dijo que, bueno, eran decisiones que no tenían previsto tomar. Pero que nadie de ponga nervioso: indicó que a lo largo de la presente legislatura cabe la posibilidad de que dé marcha atrás.

Como ya hiciera anteayer en la Interparlamentaria del PP celebrada en tierras toledanas, Rajoy culpó de las medidas extraordinarias adoptadas por su Ejecutivo a la herencia socialista recibida.

Pese a que las previsiones para 2013 apuntan una caída de la economía española en torno al 1,5%, el presidente del Gobierno, en una especie de reedición de los brotes verdes de ZP y cía., defendió que "los efectos (positivos de las medidas) se irán viendo". "La situación no era fácil, hay datos positivos en la economía española y espero que pronto le pueda dar en esta Cámara buenas noticias", sentenció.

Tras Rajoy, la sesión de control en el Senado siguió con una pregunta del senador del PNV Iñaki Anasagasti al ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, sobre la marca España. Entre la ironía de uno y la pereza de otro, no quedó muy claro si estábamos en terrenos de Ortega y Gasset o en la finca de Ortega Cano, con el toro de Osborne, pobre mío, entre el pensamiento filosófico más profundo y. una copla española de Rocío Jurado. Después llegaron los pirómanos habituales: Wert, Montoro y etc., que están últimamente -en especial, el primero- de un pedagógico que apuntan a una metamorfosis súbita de gusano a mariposa.

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