La esquina

josé / aguilar

Cuando Rajoy matiza

LA recuperación no ha llegado a todos, ni a todos por igual". Ha elegido una buena frase Mariano Rajoy para matizar su exultante declaración de la semana anterior en el sentido de que la crisis económica era cosa del pasado. Exultante, y desafortunada, en la medida en que abonaba una tesis contraproducente para sus intereses: la idea misma de que ya hemos superado la crisis.

¿Superar la crisis un país en el que hay más de cinco millones de parados y muchos millones más de empobrecidos? Los síntomas de reactivación apenas afectan a las magnitudes macroeconómicas (aumento del PIB, reducción del déficit) y a la incipiente subida del consumo, y aun así son mejoras muy dependientes de factores exógenos que, como la caída del precio del petróleo o el moderado cambio de la política europea, lo mismo que vienen pueden irse.

El triunfalismo de Rajoy estaba pidiendo a gritos una matización como la de ayer. Por un doble motivo: porque reforzaba la convicción generalizada de que los gobernantes viven en un mundo aparte de las preocupaciones y sentimientos de la gente corriente y porque contribuía a fijar en el imaginario colectivo la especie de que la derecha es insensible a los sufrimientos que la crisis sigue generando. Algo que precisamente pretende combatir el presidente con el pacto social suscrito ayer -el único en esta legislatura- para reimplantar las ayudas a los desempleados de larga duración, con cargas familiares y sin prestaciones sociales. No resultaba compatible, y menos en periodo preelectoral, presumir de que la crisis ha pasado y firmar un acuerdo para concederle 400 euros a los que nada tienen para afrontarla.

De modo que está bien lo dicho: "la recuperación no ha llegado a todos, ni a todos por igual". Porque hay un amplio sector de la sociedad española que no ha visto aún por ninguna parte la mejora concreta de su microeconomía familiar y porque -esa es otra- la desigualdad ha crecido tanto en estos años que teme, no sin fundamento, que ni siquiera cuando la crisis se remonte de verdad su posición social relativa vuelva al estado anterior a la misma (entre las causas, una precariedad en el empleo que vino para quedarse o la asunción de condiciones de trabajo leoninas).

El matiz de Rajoy puede salvarle de ingresar en la fatídica orden de presidentes de Gobierno que han cuantificado los empleos que iban a crear, el ingreso de España en el club de los ricos y otros augurios de buenos deseos destinados a frustrarse.

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