La ventana

Luis Carlos Peris

Recuerdo del costalero que cayó en el Postigo

LOS años, el tiempo, va poniendo las cosas en su sitio y antier noche se cumplía el décimo Lunes Santo de aquel malhadado de 1999 en que un costalero se rompía por dentro no más superar el Arco del Postigo del Aceite. Nueve años, diez Lunes Santos, y dicho lugar se ha convertido en un sitio de culto, en un lugar donde los numerosos pasos que discurren por el antiguo mercado rinden su particular homenaje a Juan Carlos Montes, aquel chaval de Rochelambert que se reventó bajo una trabajadera del Cristo de las Aguas. Como en el punto de la Alfalfa en que cayó Pepe Portal unos años antes, cada Lunes Santo, al lado mismo de la Pura y Limpia, bajo la memoria de un azulejo que recuerda el hecho, cada paso hace algo en su recuerdo, proliferan los toques de silencio, la congoja se enseñorea de los que saben por qué ese ritual y la curiosidad de los que desconocen qué es lo que pasa. El tiempo sitúa todo en su sitio, claro.

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