Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Reflexiones de un lustro con sus luces y sus sombras

INDISCUTIBLEMENTE, la andadura del Real Betis Balompié en este tiempo de administración judicial ha tenido demasiadas sombras para sentirla como la panacea que se preconizó a raíz de aquel 15 de junio de 2010 con sesenta mil béticos en la calle abogando por un club libre. En estos cinco años han pasado cosas en el campo y en los despachos que no casaban con lo que se pedía, pero no cabe duda de que ahora sí parecía enderezarse la ruta.

En este Betis que vio cómo su equipo protagonizaba la campaña más vergonzosa de su historia también ha habido luces. En este tiempo se entra en el Betis y se da uno de cara con una institución que no se parece en nada a aquella de secretaría en El Fontanal y sordidez en Heliópolis. Todo bajo la mano de un caudillo que no delegaba ni por casualidad, que vetaba al periodista no cómplice y que iba sembrando de enemistades la trayectoria de ese hermoso juguete llamado Betis.

En este tiempo se perdieron valores humanos como Juan Manuel Gómez Porrúa y Sebastián Alabanda, se cayó de la vitrina José Antonio Bosch con su apariencia de rectitud, se devolvieron las cartas con Miguel Guillén, apareció un presidente inepto a más no poder y emergió un bético de toda la vida que, además, está preparado intelectual y sentimentalmente para que el Real Betis Balompié se encauce rumbo a lo que todos los béticos de bien quieren.

¿Será posible que el deseo se convierta en realidad? Confiemos en que así sea y todo sería posible si el Betis, por siempre Real Betis Balompié, tiene a gente de la causa en su puente de mando. Gente de la causa de verdad, no advenedizos que no se sabe a qué vienen, o sí se sabe. Todo bajo la premisa de no destrozar lo poco, o mucho, conseguido en este lustro tan convulso y en el que hay que conservar lo positivo hasta que el árbitro diga esto es lo que hay, punto final.

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