Las dos orillas

José Joaquín León

Regiones Devastadas

LA barriada sevillana de Regiones Devastadas va a ser devastada, como su nombre indica, para dejarla como Dios manda. En esta ciudad hay muchas cosas que son al revés de como parecen. Este es un claro ejemplo. El Servicio de Regiones Devastadas fue creado en 1938 para dirigir los proyectos de reconstrucción de viviendas, monumentos artísticos e infraestructuras dañados en la Guerra Civil. En 1957, al considerarse terminado su cometido principal, este servicio quedó disuelto y sus competencias fueron asumidas por el Ministerio de la Vivienda. En ese mismo año de 1957, cuando se consumó la disolución de las Regiones Devastadas, se inauguró en Sevilla una barriada con esa denominación.

Es un recuerdo devastador. Las viviendas, de 40 a 50 metros cuadrados, son un antecedente de los minipisos. Los vecinos llevaban años clamando para que aquello se arreglara o, en caso contrario, se devastara para reconstruirlo. Pero el casero, que era el Ministerio de la Vivienda, se hacía el loco, como si el problema no fuera suyo, mientras el abandono aumentaba para alegría de las ratas y otros animalitos. Menos mal que esta triste historia tendrá un final feliz. El acuerdo a tres bandas que alcanzaron el Ayuntamiento, la Junta y el Gobierno central permitirá la demolición de las 215 viviendas de la barriada de Regiones Devastadas, junto a otras 510 de Los Pajaritos, que tampoco estaban para altos vuelos, y así se construirán unas 900 VPO, la mayoría de las cuales se adjudicarán a los vecinos sin coste alguno.

Para conmemorar la feliz devastación regeneradora de las Regiones Devastadas, el delegado del distrito Cerro-Amate, Francisco Fernández, ha propuesto cambiarle el nombre, una intención que parece lógica en este caso. Vivir en un barrio que se llame Regiones Devastadas no fomenta el optimismo de su vecindario. Y el concejal ha propuesto que el nuevo nombre sea "el que decidan sus vecinos".

-¿Se organizará un referéndum de autodeterminación en Regiones Devastadas?

Supongo que no declararán un Barrio Libre Asociado, pero la medida es discriminatoria. ¿Por qué pueden decidir esos vecinos el nombre de su barrio devastado, mientras los demás no le podemos poner nombres a nuestras calles? Sería más justo que si la calle José María Pemán pasa a denominarse Escritor José María Pemán y cosas así, esta barriada se renombrara como Comunidades Autónomas Constitucionales, o alguna cursilería semejante.

-O que se la dediquen directamente a la memoria histórica del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín.

No sería mala idea dedicarle algo devastado. Parecería un homenaje a tono con lo que se ha cepillado en otras zonas de Sevilla.

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