El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, estuvo el viernes en Sevilla, convertido en el político de moda. El empuje de su partido en Cataluña y la buena marcha de su formación en todas las encuestas lo han convertido en centro de atención. Sus relaciones con el máximo representante de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín, no se puede decir que sean malas, pero sí manifiestamente mejorables. Rivera no termina de encajar la imagen de subsidiariedad al PSOE que está ofreciendo su partido tanto en el Parlamento andaluz como en el Ayuntamiento de Sevilla.

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