Tiempos modernos

Bernardo Díaz Nosty

Remontar los Pirineos

LOS partidos dicen buscar el voto sin ideología, que es como jugar a la misma terminación en la lotería electoral. La ideología no siempre resiste la acción erosiva del marketing -la inteligencia gris del mercado-, que alberga una potente dosis conservacionista del pensamiento conservador. Vidal-Beneyto llama preocupado porque cree que los medios se alejan cada vez más de la opinión y refiere el adelgazamiento editorial de diarios británicos como The Times -¡quién lo ha visto y quién lo ve...!-, The Guardian, The Independent... Aquí, peor aún: las televisiones han liquidado el periodismo y lo han sustituido por contenedores de sucesos, como si el mundo fuese ese valle de lágrimas que va del asesinato en familia al espectáculo de una infidelidad conyugal, roto por la esperanza postrera de un gol por la escuadra. Con la muerte del periodismo se acabó el debate y el Balbín de la memoria se recuerda como un espectro irrepetible.

La directora del Institut de Journalisme de Burdeos, María Santos, confiesa que añora España, pero se queda en Francia porque no soporta la ausencia de debate en nuestro país. En la televisión francesa, de la que se teme su deriva españolizante -vive le spectacle!-, hay debates cada día. La sociedad civil y las novedades editoriales de la nación vecina marcan la diferencia, por lo que afrancesarse, de momento, tiene más cuenta a un español que a un francés españolizarse. No se entiende bien la contradicción de quienes denuncian la pobreza formativa de los quinceañeros españoles, a la luz del PISA, y al tiempo callan ante la esterilización mediática de la cultura.

El informe PISA hace sonar las alarmas en Estados Unidos. El imperio no se sostiene en la escuela y empata con España, como en la foto de las Azores. Para mantener el título de primera potencia mundial, dicen en Washington, será necesario complementar la mejor inteligencia local con cientos de miles de jóvenes formados en las escuelas de Corea, China, India... Hispanos para la guerra, asiáticos para el conocimiento. Así se amortiguan algo las contradicciones de un sistema alimentado con la fast food de una cultura feliz que estabula en el mercado a los guardianes de la libertad...

En España se teme ya que el informe PISA de 2009 pueda aumentar la divergencia entre el producto interior bruto y la naturaleza embrutecida del sedimento escolar. Sin escuela, también el PIB padecerá la crisis del conocimiento como fuente de riqueza. La mala escuela conduce a la periferia, al extrarradio de las dependencias.

Más que el marketing político, que esconde las miserias bajo la alfombra, es preferible el benchmarking -la técnica que analiza y emula a los mejores-, y ahí el informe PISA nos obliga a remontar los Pirineos de nuevo y tomar como ejemplo la alejada excelencia de Finlandia.

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