CARGADORES en vez de costaleros, el Parque Genovés en lugar del de los Montpensier, Jabonería por Argote de Molina, las calles de Cádiz como bien pudieran ser las de Sevilla, paralelismo milagroso obra de ese barroco orfebre de la palabra que es Antonio Bustos. A la misma hora que su tocayo y también carretero pregonaba la Semana Santa de su pueblo, Bustos se internaba en las milenarias arterias de Cádiz para hacer la más bella vertebración andaluza que se recuerda. Mérito grande el que un sevillano pregone la Semana Santa de Cádiz con el éxito de crítica y público que ha cosechado Antonio en una plaza tan complicada como la del Falla. Así, de esa manera, es como se vertebra este pueblo nuestro tan cainita, con la mano tan baja como la bajó Antonio Bustos en el mediodía gadita del Domingo de Pasión, haciéndose gaditano en Cádiz sin dobleces, golpe a golpe, verso a verso...