EL Peñón de Alhucemas está a 300 metros de Al Hoceima (Marruecos). Tiene 220 metros de este a oeste, 84 metros de norte a sur, una altura de 27 metros y una superficie de 0,015 Km².

El Restaurante Alhucemas de Sanlúcar la Mayor parece una réplica del Peñón. Tiene una barra minúscula y que siempre está llena. Una cocina de yate y una empinada escalera que parece ir rodeando el peñón hasta llegar al mítico comedor que parece la parte alta del faro. Allí, unas seis o siete mesas nos dan aposento para el gran festín.

La decoración, una vez pasado el hartazgo de fotos del cocinero / químico (que al final hocica y come cosas normales), vemos toda una muestra de cuadros de alicatados (cortados con alicates) que le dan al local un ambiente de nostalgia mora.

El sitio es curioso, frente al campo de fútbol, casi escondido, pero siempre lleno. La razón: su comida. Todo un espectáculo. Regañás y picos del diez, las aceitunas… dos platos. Yo, cuando voy subiendo las escaleras encargo dos ensaladillas de bogavante. Increíble. No es una ensaladilla, es otra cosa, un boccato di cardinale. ¿Es cara? Ni idea. Hay cosas que no tienen precio. Luego tomates aliñados y, al centro, uno de mis platos favoritos: las castañitas a la plancha; no son choquitos, ni calamares, ni chipirones, son castañitas de tamaño mediano, perfectamente alineadas en la bandeja para que cada bocado se convierta en un recuerdo imborrable. Los fritos los bordan, más que nada porque no los hacen pesados y fríen cada pieza como si fuera algo único.

Suelo terminar con un arroz a banda, sin el pescado aparte, pero sí con un exquisito alioli. Sencillamente de lagrimones. Todo acompañado con una manzanilla Juncal o un Waltraud, frío, que no helado. Levitando llegaré al té moruno y, al final, daré gracias a Dios porque un día el dueño decidiera regalarnos su sabiduría a todos los sevillanos.

Para el final dejo el pinchito; Salomón, este es el auténtico rey del pinchito. De soplillo. ¿Que es de soplillo? Seguro que el dueño se lo explica. Que aprovechen.