GRANDILOCUENTE como acostumbra y hasta apocalíptico en esta ocasión, José María del Nido ha tocado a rebato tras mucho tiempo de amagos. Ha hecho sonar la trompeta y casi todo el fútbol español de elite acudirá a la llamada. Se trata de revolucionar el actual estado de cosas para que los dos ricos no sean cada día más ricos y los numerosos pobres, más tiesos según corre el tiempo. Entre los tiesos, esa clase media que mira con envidia a esos dos que se alejan a una velocidad de vértigo y que ponen de los nervios a Del Nido hasta llevarlo a la situación actual y mirarse en el espejo de Danton, Marat y hasta Robespierre.

Este mediodía en la más noble sala del Sánchez Pizjuán se fija el kilómetro cero para lo que en estos momentos se ve como una utopía, el que los dos privilegiados renuncien a parte de sus privilegios para que el resto viva. No está nada mal que el fútbol se una contra una situación que no es de recibo por mucho que Jaume Roures, el que maneja los hilos de esa marioneta que es la Liga Profesional, se enroque y hasta promueva el sabotaje de esto de hoy en Nervión. Quizá sea exagerado que Del Nido se vista con los ropajes de Voltaire, Rousseau o Montesquieu sin que se sepa quién representa a Luis XVI, si Astiazarán o bien el puñetero Roures.

Y en esto de hoy, que bien podría ser tildado de ideario de buenas intenciones, hay presidentes que han preferido quedarse tras la mata, entre ellos ese madridista que preside al Getafe. El hombre le ha puesto una vela a Dios diciendo que esto hay que dilucidarlo en la Liga y otra al Diablo cuando afirma que comulga con el ideario de Del Nido, pero lo cierto es que no viene, que tampoco es cuestión de frenar el chorreo de cesiones anuales que le ofrece el Realísimo. ¿Tendrá futuro este toque de corneta? Sea cual sea ese futuro, un éxito se fiaría a largo plazo, sobre todo si no cambia de dirigentes esa LFP sometida al poder y el dinero de Roures y la compaña.