La esquina

josé / aguilar

Hay Rey para rato

CUANDO las Cortes proclamaron rey a Felipe VI, hace ocho meses, la Corona era valorada por los españoles con 3,72 puntos sobre 10. El Centro de Investigaciones Sociales no ha vuelto a preguntar de forma directa por el tema. Si lo hiciera ahora, sospecho que la nota sería considerablemente más alta y que el augurio de Alberto Garzón, líder de IU, de que en tres o cuatro años habrá una república en España va a resultar por completo erróneo.

El Rey se ha decidido ahora bajarse el sueldo un 20% con respecto a lo que ganaba su padre, y también ha reducido las retribuciones de los demás miembros de la Familia Real, integrada institucionalmente por la reina Letizia, don Juan Carlos y doña Sofía. No disminuye el presupuesto de la Casa del Rey, que sigue siendo 7,7 millones de euros, sino que lo que se ahorra en sueldos y gastos corrientes se invierte en otras partidas, básicamente en informatización y modernización de La Zarzuela.

Tanto el presupuesto global como el salario regio son netamente inferiores a lo que se estila en otras monarquías europeas y en la mayoría de las repúblicas. Pocas medidas pueden entrar con mejor pie en el imaginario colectivo de un país en crisis en el que todas las instituciones públicas están bajo sospecha, cuando no deslegitimadas. Una forma de Estado tan irracional y antidemocrática como la monarquía hereditaria sólo puede sostenerse en esta hora si actúa bajo tres premisas: ejemplaridad, austeridad y transparencia. Si encima quien la encarna empatiza con la gente y se aproxima a sus problemas, miel sobre hojuelas.

Felipe VI está haciendo bastante, en el escaso reinado que lleva, por cumplir estos requisitos extrajurídicos. En estos ocho meses ha prohibido las actividades profesionales privadas de los miembros de la Familia Real, ha ordenado que las cuentas de la Casa sean auditadas por la Intervención General del Estado, ha impuesto el control desde el Gobierno de las actividades de promoción del país a cargo de sus familiares y ha establecido un régimen estricto sobre regalos que también afecta a los empleados de palacio. La bajada de sueldos es un hito más en este camino de regeneración.

Si continúa así de orientado, don Felipe puede ser el salvador de la monarquía, en vez del enterrador que algunos pronosticaban. Se equivocó Alberto Garzón. Hay Rey para rato. Probablemente para más rato que Garzón.

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