Con efecto

Santini, prepara ya el currículum

AMÉRICO Gallego, Jacques Santini, Faruk Hadzibegicý Los representantes de cualquier entrenador que esté fuera de mercado y se conforme con medio millón de euros federativos y no sé cuántos a pagar de yo qué sé de qué manera ya pueden marcar los nueve dígitos que dan acceso telefónico a la centralita más activa de la calle Jabugo o enviar el respectivo currículum vítae por fax a un número similar.

Paco Chaparro se ha atrevido a manifestar públicamente lo que todos piensan y casi nadie dice, que quien aún maneja los hilos del club debe cambiar. Ítem más: no ha tenido reparos en confesar que privadamente se lo dijo al propio interesado el curso pasado (...quizá por ahí ni salvar al equipo en Santander le sirviese como pasaporte para el cargo que hoy ostenta).

Ha sido muy sincero el técnico de Triana. No ha pensado en las repercusiones de sus palabras, entre otras cosas porque las pronunció almorzando a gusto con unos amigos. Con naturalidad. Con bonhomía incluso, ya que añadió como un deseo que, de su mano, el mandamás podría redimirse ante una hinchada por minutos más hostil.

Pero se equivoca y no por el momento elegido, recién aterrizado y con el equipo aún inmerso en una ardua pelea, sino porque esa revelación suele ser fulminante en cualquier circunstancia y hora. Ha errado el buen entrenador bético porque el máximo accionista heliopolitano habrá de cambiar, y mucho, pero antes de verse las caras con él. Quien suele rodearse de mediocres que le dicen lo que él quiere escuchar y no de gente honesta, como el hoy entrenador del Betis, que no comulga con esa hostia, habrá tenido que aparcar para entonces sus celos y rencores habituales.

Ya tendría que bordarlo Chaparro y verse acorralado el mandarín para, en un alarde de beticismo de los que no se prodiga, darle de verdad las llaves del Betis al trianero. Ojalá fuera así. El Betis ganaría.

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