TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

QUE el regreso de Javier Sardá a las noches constituya el notición televisivo del año, el hecho más relevante de las novedades programadas para este 2009 que nos viene encima, dice mucho acerca de la falta de grandes ideas, de grandes apuestas y, sobre todo, de la carencia de grandes mitos en nuestra pequeña pantalla.

El regreso de Sardá a los platós, a la televisión gamberra, a las noches y a las madrugadas, será el acontecimiento del año. Pero es que no es cualquier cosa este comunicador. Además, muy consciente de sus dotes de instigador, anuncia que viene acompañado. Que se trae a Boris Izaguirre de un brazo y a Carlos Latre del otro. Y ya se sabe cómo se crecen estos comunicadores cuando ejercen en el rol de colaboradores, cuando están alimentando un producto que no termina en ellos, del que no son epicentro pero sí alma y esencia.

También siguen Buenafuente y El Gran Wyoming, que nunca llegaron a irse o, al menos, a anunciar largos periodos sabáticos por voluntad propia. Son de los buenos. Y poco a poco se están convirtiendo en mitos de nuestra televisión. Tan necesarios. Dirán que el nuevo programa de Javier Sardá será una especie de Crónicas marcianas 2. Qué más da cómo se llame. Volverá a ser una fiesta televisiva. Una fiesta necesaria, habida cuenta de lo desabrido del panorama, tan carente de referentes, con tantísimos formatos que pasan de puntillas sin despertar ningún interés. Tampoco importa el nombre de los programas de Buenafuente y Wyoming. Son televisión de autor, y punto. Las alegrías no vienen solas. Cuatro anuncia también el regreso de otra experta en madrugadas, Eva Hache. Se hará cargo de la adaptación del Saturday night live con su equipo de humoristas habitual. Hacía falta un formato así en una cadena como Cuatro. El 2009 promete.

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