TREMENDA desilusión la que nos estamos llevando un día sí y otro también con el puñetero tiempecito que estamos soportando en este abril. Tras el destrozo de media Semana Santa, el siniestro total de la Feria para feriantes vocacionales y feriantes profesionales, para los que están locos por enjaezarse y meterse sin frenos en la Feria y para los que tienen su forma de vida de feria en feria, ya sea con los cacharritos como con esos puestos de turrón que siempre significaron una incógnita iimposible de despejar. Porque ¿usted ha visto alguna vez a alguien comprando turrón en la feria? Creo que tendrán clientes, pues de otra manera no se comprendería la obstinación de seguir con dicha línea comercial año tras año, generación tras generación. Lo de este año no tiene parangón con nada del pasado y hay que ver cómo mira la gente al celaje, a ver si surge de ahí algún rayito de sol, un mínimo rayo de esperanza.