HISTORIA archiconocida y de calado trascendente para la primera fiesta de Sevilla, para esa Semana Santa que es la mejor ópera urbana conocida de todo el orbe. Me refiero a la sublime decisión tomada hace ahora cuarenta años por la que los pasos serían sacados por costaleros no profesionales. Fue un grupo de hermanos de los Estudiantes los que tomaron esa decisión en vista de que las cuadrillas que formaban los de la colla del muelle iban aumentando en conflictividad. Me ha contado la cosa en muchas ocasiones mi compañero y, sin embargo, amigo José Luis Montoya. Detalles de cómo Salvador Dorado, el recordado Penitente, fue puliendo a aquellos voluntariosos forzados para que el Martes Santo del 73 saliera el impresionante Cristo de la Buena Muerte a hombros de varios de sus fieles. Sin duda, la medida sirvió para que la Semana Santa prevaleciera sin problemas y sin tribulaciones.