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el periscopio

José / Ignacio Rufino

Señales del mundo exterior

EL "Ándeme yo caliente y ríase la gente" del poeta cordobés a una nariz pegado es aceptable como pose personal. El poema de Góngora, sin embargo, resulta inaceptable -o si no, imposible- en sus versos siguientes: "Traten otros del gobierno/ del mundo y sus monarquías,/ mientras gobiernan mis días / mantequillas y pan tierno, / y las mañanas de invierno/ naranjada y aguardiente". Está la cosa como para hacerse el remolón, y menos todavía para no escuchar las señales del mundo exterior, las fuertes y las débiles. Esta sección nació con ese propósito, el de orientar el sonotone hacia lo que la gente piensa afuera, y sobre todo de lo que piensan de nosotros (ese nosotros español, tan controvertido y poliédrico) voces son peso en el extranjero. Esta semana poselectoral y presupuestaria, Andalucía recibió muchas miradas de España y la Humanidad. Y no digamos el Gobierno recortando el seto de los gastos ministeriales.

El Wall Street Journal daba el martes en su página 4 el siguiente titular: "El revés electoral en España siembra nuevas dudas sobre los planes de austeridad". Perry Mason exclamaría ante esto: "Argumentativo, señor juez". O sea, tendencioso: eso de "revés electoral"… Pero en fin, el WSJ es el gran periódico conservador de toda la vida. Para la cabecera de los Sulzberger, las elecciones andaluzas han sido un referéndum sobre los esfuerzos de Mr. Rajoy de enmendar nuestra economía. Aparte de que los tercos y monocordes mercados financieros -como recuerda el WSJ- reaccionaron negativamente ante el resultado, es necesario tomar nota ante estas señales y huir de abundar en la imagen de una Andalucía roja -que no lo es; rojo y el azul funden en marrón-. Ofrecer confianza y voluntad de cooperación, sin niños mimados en minoría que gobiernen demasiado, sin arrinconar a los ganadores. Y no porque lo digan los corresponsales de un periódico extranjero (que leen sin excepción todos los inversores a partir de cierto nivel y poder).

Ayer sábado, tras el patchwork presupuestario del Gobierno (27.300 millones de recorte, el mayor de la democracia, una cifra similar al presupuesto anual de la Junta de Andalucía), la conciencia presupuestaria comunitaria, Olli Rehn, sigue como el del chiste del vermú ("déficit, déficit, déficit"); él no sabe de barcos: "Esperamos que el compromiso español se sustancie pronto con una parte convincente de consolidación fiscal en paralelo con reformas que puedan generar un modelo de crecimiento más sostenible". Tómate algo, Olli. Más allá de la hueca farfolla eurócrata, el finlandés quiere ver cómo se come la aún informe declaración de intenciones del Gobierno. Muchos españoles, por su parte, asisten a los recortes como un pavo espera la Navidad. Nadie dijo que fuera fácil. Buenas pascuas y buena suerte.

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