coge el dinero y corre

Fede / Durán

Senderos de... ¿gloria?

GRECIA maquilló sus cuentas públicas para evitar la colleja de Bruselas. Podía permitírselo porque al fin y al cabo, como siempre dijo Robert Kaplan, es un país oriental y por tanto ajeno al rigor de su némesis Occidente. Al carro, tirado por jamelgos porque hablamos de naciones semipobres, se acaba de sumar Portugal, que recurre a la perífrasis del "ajuste contable sobrevenido" para referirse a un regate contable puro, duro y pelín chusco. Portugal no es Oriente, pero, como España o Italia, pertenece a la subraza latina, proclive al trapicheo en igual o mayor medida que la cuna de Gallis o Angelopoulos. Castigo merecido, pues.

Rara avis política: Zapatero y Rajoy coinciden, al menos desde hace unas semanas, en señalar que España es diferente (digámoslo en castellano por una vez) porque trazó a tiempo el mapa de sus deberes y le dio, a golpe de reforma, la orografía necesaria para convencer al inversor, a los supervisores y a la gran diosa Merkel de que éste es un país serio y obsesionado por superarse. Pruebas: la reforma laboral y de las pensiones; la eliminación de instrumentos propagandísticos superfluos en tiempos de miseria (el cheque-bebé, la paga de 426 euros); y, sobre todo, la transformación radical del sistema financiero, con una criba cajística, tropecientas fusiones, nacionalizaciones parciales para las peores y préstamos (que no ayudas) vía FROB que aportarán al Estado unas bonitas plusvalías.

Sí, podemos venderle al extranjero la decimoséptima modernización porque sabemos que jamás podrá descender al detalle. Y el detalle es un lamparón infinito que podría comenzar en el microcosmos sevillano, donde el complejo fálico-faraónico de un alcalde le empuja a gastar 123 millones en una plaza/mirador/monumento sin utilidades demasiado claras; continuaría con el culebrón de los ERE parido por la Junta de Andalucía con vocación de saga meridional; y avanzaría hacia Madrid, donde entienden mucho de pirámides (la T-4; el intercambiador de Sol) pero poco de redistribuir las inversiones de la Administración para que Sevilla, y perdonen que vuelva a ella, tenga al menos una digna red de Cercanías o un digno aeropuerto.

También trafican y entontecen en el norte: que alguien nombre una sola comunidad sin casos de corrupción entre los socios, voluntarios o forzosos, de la España rica. Que alguien, y retomo el conjunto, muestre al público diez jóvenes que, escogidos al azar, escriban sin faltas de ortografía, lean con frecuencia, sepan quién diablos es Kundera sin pensar en un delantero del Chelsea o el Lokomotiv, o ignoren cuál es la plantilla al completo de Gran Hermano u Operación Triunfo (si es que aún existen ambos programas). España no es más que un fraude oculto en la maleza basta de un falso espíritu reformista.

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